A José Revueltas
Las acciones iniciales llevadas a cabo por el nuevo gobierno, según encuestas, han caído muy bien entre los diferentes sectores. Y vaya que hay algunas que han sido cuestionables por analistas, especialistas y las cámaras que aglutinan a los hombres del dinero. Como, por ejemplo, el asunto del aeropuerto y sus implicaciones con la bolsa, el dólar y la inversión extranjera, publicitadas ampliamente por medios informativos.
Una iniciativa que ha traído amplia repercusión, quizás inusitada, es la apertura de Los Pinos a todo el público. Tanto que en dos jornadas han acudido más de cien mil visitantes. La primera en ingresar fue Gabriela Barrientos, “entrevistada posteriormente por Aristegui Noticias y Univisión” (Jenaro Villamil, Proceso, número 2018). Incluso en el informativo matutino de Loret de Mola, el académico Hernán Gómez, le recriminó al periodista que se burlara de dicha medida, y Carlos sonriente dijo que al contrario, él quería visitar dicho lugar (sic que se carcajea del opinador).
Otra de las propuestas que se realizaron fue enviar el famoso avión presidencial, que ni Obama tenía, como señaló en campaña López Obrador, para su venta. Mientras el actual ejecutivo se sube todavía en líneas comerciales, asunto que le ha traído una mayor popularidad ya que muchos de los viajeros quieren tomarse una selfie con el mandatario.
Decimos que todavía, ya que incluso en el círculo íntimo de Andrés Manuel le han indicado que sería mejor utilizar para sus traslados un jet de la flota del ejército, el cual fue ofrecido, no se olvide, por el antiguo secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos. Algo que debe estudiarse seriamente debido al tiempo que se emplea en los traslados, la seguridad del mencionado y la posibilidad de que el funcionario pueda ir trabajando en sus recorridos.
Pero ambas medidas, indudablemente, son parte del programa de austeridad y la nueva forma de gobernar. En el caso del predio que es 14 veces más amplio que la Casa Blanca en los Estados Unidos, el derroche en el que vivían los presidentes que decían servir a México y no tenían medida en sus lujos, quedó patente.
Según un reportaje de Sin Embargo (Linaloe Flores, 30 de noviembre), en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se erogaron 30 mil millones de pesos en la mansión presidencial. Básicamente en salarios para una guardia privada y el estado Mayor (ya desaparecido), alimentos y contratos a los amigos de cada uno de los mencionados.
La joya hasta ahora, aunque no sea tan visible a ojos de todos, es haber decretado como primera medida oficial, instalar la Comisión de la Verdad para el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Tiene razón la madre de uno de los muchachos que estuvieron en Iguala, María Martínez, Peña Nieto envió a los jóvenes y a los progenitores al basurero, no de Cocula, el cual está en entredicho, sino de la historia. Pero afortunadamente ya llegó el que los hará visibles y encontrará el hilo fino para resolver esa tragedia: el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas. Él será quien articule todo con el fin de dar una respuesta que satisfaga a los valientes padres que hace cuatro años buscan a sus chamacos. Y obviamente, en dicha comisión estarán algunos de los que sin descanso han luchado por la justicia, la verdad y la protección de los derechos humanos.
Hay, desde luego, errores y fallas. Faltaba más. El caso de la iniciativa para reducir las comisiones bancarias, la Ley de Remuneraciones, la de Administración Pública y la eliminación del fuero. También fue poco acertado el tratar de englobar los medios que deben ser públicos en la secretaría de Gobernación; ahora se está en espera del nombramiento de un encargado de esa área, el cual tendrá muchas facultades y complicaciones al tener que estar al tanto de varios difusores a la vez.
Según el encuestador Jorge Buendía, López Obrador logró entre 60 y 70 por ciento de aprobación y tiene 73 por ciento de opiniones positivas y sólo 12 por ciento de negativas (El Universal, 4 de diciembre). En tanto en El Financiero (Salvador Camarena, 4 de diciembre), el 81 por ciento de los consultados tienen buena opinión de la toma de posesión y el 83 por ciento se siente optimista de lo que ha realizado Andrés Manuel.
Alonso Cedeño, especialista en redes (El Universal, 4 de diciembre) anota que Andrés Manuel logró 18 por ciento más de seguidores en Facebook y Twitter luego de su llegada al máximo puesto político. Javier Tejado Dondé (El Universal, 4 de diciembre), ligado a Televisa, nos informa que el domingo 1 de diciembre el tabasqueño tuvo una audiencia en los canales televisivos de 5.5 millones de espectadores, más que el juego Toluca-América.
Y el buen Jenaro Villamil (Proceso, número 2018), apuntó que las cadenas de televisión fueron rebasadas por las plataformas de Twitter, Facebook y Youtube que estuvieron al tanto de las andanzas del también llamado Manuelovich.