Sin el poder de Los Pinos, sin el carisma ni la popularidad de antes y sin el respaldo de Televisa, la empresa que la promovió para ser la “imagen” del Estado de México y luego la novia y esposa de Enrique Peña Nieto, la ex primera dama Angélica Rivera anda en busca de guionista para restaurar su dañada imagen, tras el derrumbe del simulacro de romance y matrimonio con el ex presidente.
Desde mediados de este año, la relación entre ambos naufragaba ya entre la derrota político electoral del 1 de julio y los rumores de divorcio. El 2 de agosto, Enrique Peña Nieto redactó en sus cuentas de Facebook e Instagram este enigmático mensaje de felicitaciones a su esposa, mientras él vacacionaba en Punta Mita, Nayarit:
“Muchas felicidades en su cumpleaños, a quien me ha regalado ya 10 años de estar juntos y de compartir muchas vivencias que dejan huella. Angélica, te deseo todo lo mejor en la vida, salud y muchas alegrías. Gracias por tu entrega y dedicación a nuestra familia. ¡Que Dios te bendiga!”.
Más que cercanía, el texto sugería una despedida. Para nadie en el entorno íntimo de Peña Nieto y Rivera era ya un secreto la distancia física, política y emocional entre la pareja.
Durante todo el sexenio, la relación entre ambos fue todo lo contrario a una telenovela rosa: desencuentros políticos, diferencias entre los hijos, el escándalo de la Casa Blanca, el despido del vocero David López, quien nunca tuvo una buena relación con la primera dama, otro escándalo por el departamento de Miami de La Gaviota, tensión protocolaria, viajes dispendiosos al extranjero, agresiones del Estado Mayor Presidencial a mexicanos que captaron en París a la entonces primera dama.
Sus últimas apariciones fueron acartonadas, casi obligatorias, como la ceremonia del Grito de Independencia del 15 de septiembre pasado, cuando ambos aparecieron por última vez en el balcón del Palacio Nacional acompañados de sus hijos.
El 27 de noviembre pasado, en su brindis de despedida con el gabinete, los encargados del protocolo de Peña Nieto modificaron la invitación original: ya no acudieron los cónyuges. Angélica Rivero estuvo ausente.
Libro o serie de Netflix
En días recientes, distintos medios de la farándula y personajes allegados a La Gaviota han sugerido que la ex primera dama pretende escribir un libro donde “contará sus experiencias” al lado de Peña Nieto, buscará producir una serie sobre su vida en Los Pinos, y tiene planes de regresar a protagonizar telenovelas en Televisa o TV Azteca, pero hasta 2021.
De hecho, la empresa de Emilio Azcárraga Jean la ha borrado de las pantallas y no ha vuelto a mencionar nada de quien fuera su estrella de telenovelas en los años noventa. Sólo el canal de televisión de paga de Televisa, dedicado a reproducir viejos melodramas, anunció el reestreno de Destilando Amor.
El programa Ventaneando de TV Azteca comentó en días pasados que Angélica Rivera ha recibido propuestas para volver a la actuación, pero “regresará cuando algo le guste”, quizá en 2021.
En su canal de Youtube, el conductor de espectáculos Pedro Solá citó una anécdota de Angélica Rivera cuando se “escapó” del Estado Mayor Presidencial y quiso ir a “comer unos tacos en Las Lomas” de Chapultepec. “¿Cuál sería su sorpresa que al llegar a la taquería, el del trompo de los tacos al pastor, o el de la cocina eran elementos del hoy desaparecido Estado Mayor Presidencial”, comentó Solá para ejemplificar la “prisión de oro” en la que vivió al actriz.
Rivera ha intentado “vender” su biografía como primera dama lo mismo para una casa editorial que para la plataforma de series on line Netflix. Versiones de esta compañía indican que la ex primera dama le propuso al director Manolo Caro, creador de La Casa de las Flores, que dirigiera una serie de su vida.
Paradojas del mundo de la farándula: Manolo Caro es el mismo joven que dirigió a Verónica Castro, ex cuñada de Angélica Rivera, en su retorno a la pantalla a través de La Casa de las Flores, estrenada en agosto de este año, tras casi una década de “veto” a la protagonista de telenovelas mundialmente famosas como Los Ricos También Lloran.
Verónica Castro dejó de aparecer en la pantalla de Televisa cuando se atrevió a cuestionar en la revista Hola! la apresurada anulación matrimonial entre Angélica Rivera y su hermano el productor José Alberto El Güero Castro. Años después, en febrero de 2016, Proceso y Aristegui Noticias documentaron la trama eclesiástica y política que le permitió a la actriz de Televisa simular una boda en la catedral de Toluca.
En esta trama, el ex cardenal Norberto Rivera decidió castigar al sacerdote José Luis Salinas por haber “simulado” un enlace matrimonial entre Angélica Rivera y El Güero Castro en una playa de Acapulco, pero ignoró la validez de una boda auténtica realizada en la Ciudad de México, el 2 de diciembre de 2004, en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en la Colonia Roma.
El sacerdote de la orden teatina Ramón García López, quien ofició la ceremonia del sacramento del matrimonio católico entre Rivera y Castro, confirmó a Proceso que la boda de aquel 2 de diciembre de 2004 fue auténtica y, por tanto, nunca se anuló, según los distintos especialistas en Derecho Canónico consultados.
El simulacro llegó a tal grado que aquella “boda del año” entre Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, celebrada en la catedral de Toluca el 27 de noviembre de 2010, en realidad sólo fue “una bendición”, según confió a sus colaboradores cercanos el obispo de Atlacomulco, Juan Odilón Martínez, quien concelebró esta misa que se hizo pasar por matrimonio.
Lee aquí la segunda parte.