El día de hoy, 10 de diciembre, en Noruega, la activista Nadia Murad, con 25 años, y el médico Denis Mukwege, de 63 años, recibieron el Premio Nobel de la Paz 2018. Desde el testimonio y la acción por salvar la vida de mujeres que fueron agredidas sexualmente, el Premio Nobel de la Paz de este año reconoció la lucha en contra de la violencia de género, subrayando el esfuerzo de ambos “para poner fin a la violencia sexual como arma de guerra y conflictos armados”, señaló el Comité Nobel en Oslo.
Nadia Murad tenía 19 años cuando atestiguó uno de los crímenes más atroces en la historia de la humanidad. Murad nació en una aldea en Irak, perteneciente a la minoría religiosa yazidí, en la que un día, combatientes del Estado Islámico (EI), irrumpieron el pueblo para matar a todos los hombres, de los cuales seis eran hermanos de Nadia Murad, y secuestrar a todas las mujeres para después esclavizarlas sexualmente.
Nadia logró escapar de la oscuridad en la que la habían arrojado y su vida dio un giro fundamental para la historia de los derechos humanos. Sin pensarlo, se convirtió en una mujer activista que dio voz a las personas a las que silenciaron. Ha dedicado su vida a contestar las preguntas que ningún medio le hizo: ¿Dónde están todas esas mujeres a las que ella conoció y vio como maltrataron? ¿Por qué se cometen estos crímenes y nadie habla de ellos? “Para una chica de mi edad, es algo demasiado grande. Es grande, pero nunca será más grande que el sufrimiento y las injusticias que nos pasaron. Como mujer, me gustaría decirle a la gente que esto no me pasó”, aseguró Nadia en el documental de Alexandria Bombach, On her Shoulders.
Después de haber sido vendida en dos ocasiones, logró escapar y ahora reside en Alemania. Nadia construye un legado en el que dedica su vida a trabajar por las víctimas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Dignidad de los Supervivientes de la Trata de Personas desde el año 2016. Al recibir la noticia de que recibiría este premio, dijo que esperaba “que el premio sirva para que la gente de distintas religiones se acepte y pueda convivir en paz”.
Denis Mukwege también inspiró a obtener el Premio del Nobel por la Paz gracias a su labor de salvar a cientos de mujeres víctimas de violencia sexual. De acuerdo con 5W, hace más de veinte años, Mukwege se dedica a operar gratuitamente a mujeres y niñas víctimas de abuso sexual. Hay quienes fueron violadas con objetos que les lastimaron gravemente los órganos sexuales, el aparato urinario y hasta el digestivo. Los agresores les introdujeron bayonetas, cristales o productos tóxicos. “Estas son violaciones diferentes: usan el cuerpo de la mujer como campo de batalla. La crueldad ejercida resulta inhumana. La violación en una zona de conflicto es la voluntad de destruir al otro y a las generaciones futuras a través de la mujer. Si el mundo comprendiera así la violación, no reaccionaría como si fuera un problema sexual; es una agresión contra la humanidad”, sentenció Denis Mukwege.
En el 2012, el médico congoleño sufrió un intento de homicidio. Después de dar una conferencia en la sede de la ONU en Nueva York, y regresar a Bukavu, cinco hombres armados ya los esperaban en casa con dos de sus hijas amenazadas. Un amigo suyo estaba cerca y, al intentar protegerlo, recibió un disparo en la cabeza. Gracias a que Mukwege vivía cerca de las oficinas de la ONU y una comisaría de policía, al escucharse los disparos llegaron al lugar y los asaltantes huyeron.
Después de lo sucedido, el médico intentó huir y proteger a su familia. Sin embargo, la reacción de muchas mujeres lo llevó a regresar. Después de abandonar el hospital para refugiarse, cientos de mujeres se manifestaron en las calles de Bokavu para exigir su regreso, y, pese a sus escasos recursos económicos, recaudaron fondos para pagarle su boleto de regreso. “Me quedé sin argumentos para abandonarlas. Comprendí su grito. Abandonarlas significa aceptar que los violadores han ganado”, comentó Mukwege.
Actualmente vive dentro del hospital Panzi, escoltado las 24 horas del día, y se desplaza en un vehículo blindado por la ONU. “Ver cómo esas mujeres destruidas resurgen y se convierten en defensoras de sus familias y luchan por los derechos de los demás, eso es formidable. Esas mujeres no luchan por ellas, sino por la humanidad”, aseguró Mukwege en una entrevista para 5W.
De acuerdo con Perfil, Denis Mukewege recibió el premio reafirmando lo siguiente: “este premio no puede hacer desaparecer la violencia contra mujeres y niños, pero puede abrir puertas para que más gobiernos contribuyan a que se denuncien estos casos”, y también reconoció tener un gran respeto por Murad y haber tenido la fuerza de contar su historia. “El silencio mantiene viva la violencia, el tabú mantiene viva la cultura de la violación”, dijo el médico.