Para algunos analistas la industria turística nacional tiene muchas aristas, pero dos de las principales están relacionadas; una la acción del gobierno y, la otra, la inercia de esta actividad que la produce y se reproduce con sus propios recursos. Es claro que, si se apoyan, el resultado provoca el fortalecimiento de un sector económico capaz de generar bienestar económico y social.

Hoy, a poco tiempo de iniciada la presenta administración, todavía no hay claridad en el diseño de la política pública encaminada al turismo. Están puestas muchas ideas en la mesa, Lo único cierto, hasta ahora, es que la acción del gobierno será limitada, por lo que el sector deberá, con base en la inercia que trae, tomar las acciones necesarias.

Esta situación, sin lugar a dudas, nos coloca frente a un nuevo paradigma en la industria turística nacional.

Pero vamos por partes, para explicarnos:

Como resultado de la falta de apoyo – financiero y de representación — por parte del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la Secretaría de Turismo (SECTUR), los integrantes de la industria de reuniones decidieron agruparse; buscaron evitar la muerte de un segmento cuya derrama económica directa e indirecta, es de 35 mil millones de dólares.

Así, en 2016, durante el XXIII Congreso Nacional de Turismo de Reuniones celebrado en Ixtapa Zihuatanejo se concretó la creación del Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (COMIR), integrado por las 11 asociaciones especializadas y presidido por Roberto Ibarra. El grupo se mantiene unido, la asociación prospera y se puede decir que COMIR es un éxito.

Ahora bien, ante la limitación de los recursos para promoción. Los gobiernos de los estados y sus secretarías de turismo, deberán de echar mano de mucha imaginación y nuevos mecanismos para dar a conocer su oferta turística y no morir.

Hay un grupo de estados que no puede darse el lujo de salirse de los mercados, dependen del turismo, está en su ADN, abandonar este sector, sería su muerte económica. Ejemplo claro es Quintana Roo.

Con base en ello, diversos estados han optado por la sectorización, las alianzas, como es el caso de Quintana Roo que arropo a Yucatán y Campeche, para estar presentes en ferias y exposiciones. Otro caso es el de Fernando Olivera, secretario de Turismo de Tamaulipas que promueve el trabajo conjunto de su estado con Veracruz y Tabasco e incluso en el próximo Tianguis Turístico de México en Acapulco firmará un convenio de colaboración.

Por otro lado, Los Cabos prepara un nuevo fideicomiso para la promoción turística. Este nuevo organismo que coexistirá con el Fideicomiso de Turismo de los Cabos (Fiturca), será de carácter y recursos privados y permitirá compensar la falta de dinero del CPTM.

La reacción es lógica ante el un verdadero despropósito que, después de la inversión que se ha hecho durante años para reposicionar a México en los mercados, ahora se pierda por falta de continuidad.

De esta forma, nuestro nuevo paradigma turístico establece una autonomía económica y política de las asociaciones, grupos turísticos y gobiernos de los estados; regionalización y asociación de oficinas de turismo de los estados según el interés particular, como el caso de la región sur, el centro y norte del país; y, la iniciativa privada hará lo propio, en un escenario donde será el responsable del manejo de sus propios recursos.

Interesante esquema, pero solo el tiempo nos dirá si es exitoso.

Hasta la próxima.

Tags:

También te podría interesar