Alegando que no se respetaron las normas marítimas internacionales, según informaron este sábado medios de comunicación iraníes, la Guardia Revolucionaria de Irán capturó un buque petrolero británico en el estrecho de Ormuz, para trasladarle a la costa y realizar los trámites legales correspondientes.
Se trata del Stena Imperio, que navegaba rumbo a Arabia Saudita con 23 tripulantes, ninguno británico, cuando fue abordada por “pequeñas lanchas no identificadas y un helicóptero” en dicho espacio marítimo. Otro navío involucrado fue el Mesdar, con bandera de Liberia pero parte de la naviera británica Norbulk. A este último se le permitió seguir su viaje sólo bajo una advertencia, según afirmaron desde Irán.
El secretario de Relaciones Exteriores británico, Jeremy Hunt, declaró que este suceso da “señales preocupantes de que Irán podría estar eligiendo un camino peligroso de comportamiento ilegal y desestabilizador”, y agregó que la respuesta de la Gran Bretaña sería “considerada, pero contundente”.
El gobierno de los Estados Unidos también se posicionó, al decir que la administración de Donald Trump seguirá trabajando con sus aliados para defender sus intereses ante el “comportamiento maligno de Irán”. El propio Trump dijo que se hablará con Gran Bretaña ya que, aunque no existe “nada escrito” sí hay acuerdos para trabajar en conjunto bajo estas situaciones.
El pasado 4 de julio, la Marina Real Británica capturó en las aguas españolas del Estrecho de Gibraltar, al superpetrolero iraní Grace 1, presuntamente porque el buque llevaba petróleo de Irán a Siria, violando así las sanciones de la Unión Europea: esto, lo ha negado el gobierno de Teherán. La Corte suprema de Gibraltar decidió retener el buque cisterna hasta el 15 de agosto.