Las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), que invierten el dinero de los trabajadores mexicanos, podrían estar arriesgando dichos recursos al realizar operaciones con empresas en banca rota y proyectos inviables.
Un ejemplo es la perforadora Oro Negro, que el pasado 14 de junio se declaró en banca rota. Desde 2018, fuentes declararon a El Economista que administradoras como Sura y Citibanamex invertían en Oro Negro, que rentaba plataformas petroleras a Petróleos Mexicanos (Pemex), y desde entonces ya anunciaba afectaciones por su complicada situación financiera.
Según dicho medio de comunicación, fue a través de un instrumento financiero denominado: Certificados de Capital de Desarrollo (CKD), como Sura y Citibanamex financiaron a Oro Negro con aproximadamente 500 millones de dólares.
De acuerdo con un comunicado publicado por Oro Negro el 15 de marzo del 2013, Axis Capital Management, a través de un fideicomiso de inversión, completó una inyección de capital por 200 millones de dólares provenientes de la Bolsa Mexicana de Valores en forma de CKD, lo que se traduce como fondos obtenidos de las Afores.
Asimismo, según informes de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), también existe la situación de Inbursa, Pensionissste, Profuturo, XXI-Banorte y Sura, que pusieron 17 mil 377 millones de pesos del ahorro en el instrumento financiero, Fibra E, para el aeropuerto de Texcoco, dinero que, según Gerardo Ferrando Bravo, director general del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, era innecesario cuando se adquirió la deuda, esto a razón del diario La Jornada.
“Tras la cancelación del proyecto, en octubre, se registró una minusvalía de 131 mil 649 millones de pesos en el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). El regulador aseguró que de lo invertido por la Afore, ya se reintegró 99 por ciento”, indica dicho medio se información.
La Jornada destaca también la inyección de 21.5 millones de dólares en acciones de la constructora Ingenieros Civiles Asociados (ICA), siendo que esta empresa tuvo una caída del 50 por ciento en 2015. En diciembre de ese año, la empresa se declaró en suspensión de pagos, por lo que cada peso que se invirtió de trabajadores afiliados a Pensionissste, terminó por valer un centavo.