En 2004, las autoridades de los Estados Unidos, decidieron que terminara la Prohibición Federal de Armas de Asalto, que restringía la fabricación, transferencia y posesión de armas semiautomáticas para uso civil. A partir de entonces, la violencia no sólo se ha extendido en el territorio estadounidense, sino también, hasta suelo mexicano.

El pasado domingo 20 de julio, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, sostuvo una reunión con el secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, en la cuál se acordó trabajar en conjunto para combatir el trasiego de armas en cinco puntos fronterizos: San Diego-Tijuana, El Paso-Ciudad Juárez, McAllen-Reynosa, Laredo-Nuevo Laredo y Brownsville-Matamoros, esto para bajar los índices de violencia en la región.

Y es que según informes la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EU (ATF), siete de cada diez armas que se utilizan en México, provienen de los Estados Unidos. Se estima que llegan desde la frontera norte al menos 200 mil armas al año.

Asimismo, se ha rescatado en medios como Infobae, investigaciones llevadas a cabo por el Buró de ATF, confirman que la mayoría de las armas decomisadas por las autoridades mexicanas tienen su fuente en Estados Unidos. Entre 2012 y 2017, un 70 por ciento de las armas decomisadas en el país fueron rastreadas hasta el país del norte. Eso es 69 mil 140 armas.

En comparación con años anteriores, la estadística permanece muy similar. En 2011 el mismo informe de la ATF publicado por The Wall Street Jornal, indicaba que 70 por ciento, de las armas decomisadas en México entre 2009 y 2010 procedía de Estados Unidos. Asimismo, se publicó que en esos dos años, las autoridades mexicanas decomisaron un total de 29 mil 284 armas. De ellas, 20 mil 504 provenían de territorio estadounidense: 15 mil 131 fueron fabricadas en ese país y 5 mil 373 fueron importadas a Estados Unidos desde otra nación.

En la actualidad, explica Infobae, parte importante de la procedencia de las armas que ingresan a México son los bazares, los locales establecidos y las armas robadas, todo esto en EU; esta tercera fuente ha dejado casos como el ocurrido en 2016, cuando robaron 114 armas en Georgia, 930 en Texas y 690 en California; muchas de estas armas fueron usadas en crímenes efectuados en México.

Sin embargo, no sólo es el trasiego de armas ilegal desde los Estados Unidos lo que ha causado muertes en México; también han sido operativos fallidos los que provocaron un buen número de homicidios.

En 2008, el gobierno de Felipe Calderón firmó con autoridades de Estados Unidos la Iniciativa Mérida, que tenía como fin fortalecer a las fuerzas policiacas y militares para atacar el tráfico de drogas y la migración hacia la frontera norte. Un año después, se echó a andar el operativo “Rápido y furioso”, que consistió en que mandos estadounidenses fomentaban el tráfico de armas hacia México para, según ellos, “seguirles la pista” y así desarticular grupos criminales.

En diciembre de 2010, Bryan Terry, agente de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, murió por un disparo de un rifle que fuera parte del operativo. Fue hasta ese momento en que autoridades norteamericanas se alarmaron por el fracaso del operativo, pese a que antes ya habían sido víctimas miles de mexicanos, cuyas cifras son difíciles de estimar, debido a lo inoperante de la estrategia.

Según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre 2000 y 2005 fueron entre el 20 y 30 por ciento los crímenes que se llevaron a cabo con armas de fuego; para 2010 la cifra subió hasta el 60 por ciento; desde 2012 ha crecido hasta el 70 por ciento.

Ya para 2018, 20 mil 082 personas fueron asesinadas con armas de fuego y 10 mil 497 sufrieron alguna lesión. En lo que va de 2019 se contabilizaron 10 mil 274 homicidios y 5 mil 633 lesionados.

Cabe destacar que los años en los que las cifras subieron un exponencialmente, coinciden con la Iniciativa Mérida, así como con la llamada “guerra contra el narcotráfico”, iniciada en 2007 por el expresidente, Felipe Calderón.

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