Luego de que Pedro Sánchez fracasará dos veces en su intento por obtener la investidura presidencial los pasados 23 y 25 de julio, cuando no obtuvo los votos de la mayoría en el Congreso español, el actual mandatario de España hizo pública su estrategia para evitar otras elecciones en noviembre próximo.
Pedro Sánchez expresó mediante una carta pública que aún se encuentra abierto para reanudar las negociaciones donde se habían quedado con Unidas Podemos, el partido que le puede dar los votos necesarios en la Cámara de los Diputados para hacer gobierno; el presidente está dispuesto a ceder la vicepresidencia y tres ministerios, aunque ha quedado de manifiesto que Pablo Iglesias no podría ostentar ningún cargo en el nuevo gobierno, lo que no le gusta a la cúpula de Podemos.
Por otro lado, y en busca de envestirse como presidente el próximo 23 de septiembre, cuando sería su tercer y último intento luego de ganar las elecciones generales en abril pasado, Sánchez explicó a la militancia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que buscaría formar un Gobierno “a la portuguesa”, esto es con la preponderancia de su partido, pero con apoyo externo de partidos de izquierda basado en un acuerdo programático.
Por su parte, Unidas Podemos, a través del encargado de las negociaciones con el PSOE, Pablo Echenique, ha respondido a la carta de Sánchez a la militancia socialista y ha criticado esta nueva estrategia del presidente electo pero sin investidura: “Para entender mejor los titulares: ‘Gobierno a la portuguesa’ significa Gobierno en el que acaparo el 100% del poder, sin negociar, porque sí, aunque esté lejos de la mayoría absoluta y con la ventaja de tener las manos libres para pactar con la derecha cuando me dé la gana”, tuiteó el político español.
Sin embargo, “la forma que ha elegido Sánchez de convencer a Unidas Podemos es novedosa”, indica el diario El País, pues “en vez de hacer una ronda con Pablo Iglesias y los otros líderes, como hasta ahora, desde este jueves iniciará reuniones con diferentes colectivos de la sociedad civil como asociaciones feministas, ecologistas, agentes sociales, agrupaciones del tercer sector para que puedan colaborar en la creación de un espacio común para alcanzar un Gobierno progresista”.
Pedro Sánchez conoce bien la estrategia de acercarse a la gente y vuelve a la misma, sólo que ahora no busca el voto popular, sino la presión de las organizaciones sociales sobre los partidos políticos que no quieren darle su venia para hacerlo presidente. En octubre de 2016, Sánchez publicaba en su Twitter: “El lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar”, en referencia a diversas ocasiones en las que el miembro del PSOE a tomado su Peugeot 407, modelo 2005, para hacer campaña por tierra en su país.
El resultado de las reuniones con colectivos y organizaciones sociales, según la carta de Sánchez a la militancia, será para elaborar una propuesta programática con el objetivo de convencer a Unidas Podemos.
El punto en contra para Sánchez, informa también El País, es que ya como presidente no se había reunido con los sindicatos en todo su mandato, pero el líder de Podemos, Pablo Iglesias sí lo hizo, precisamente para hablar de la investidura, y una de las peticiones de Iglesias, incluso en el preciso instante en el que daba su posicionamiento en la toma de investidura el pasado 25 de julio, fue que el gobierno cediera a Podemos el control de los asuntos laborales de España.
