Luego de que unos 70 mil incendios registrados en 2019, están destruyendo la selva de la Amazonía, las autoridades aún no han determinado quiénes pueden ser los responsables; sin embargo, al ser cuestionado por la prensa, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se permitió bromear sobre sus hipótesis de los culpables ante dicho desastre medioambiental.
“Son los indios, ¿quieres que culpe a los indios? ¿Vas a escribirle a los indios mañana? ¿Quieres que culpe a los marcianos? “, dijo Bolsonaro ante un grupo de periodistas este jueves.
Desde su campaña de 2018 para llegar a la presidencia, Bolsonaro señaló que las reservas protegidas de la Amazonía eran un freno para utilizar esos terrenos como parte del sistema productivo brasileño. Asimismo, ya como presidente hizo declaraciones contra los grupos indígenas que habitan la región.
“¿Qué tenemos que ver nosotros de Sao Paulo con la cuestión ambiental de Roraima?”, dijo Bolsonaro en enero de este año, en referencia a dicho estado fronterizo con Venezuela y que está en la mira del mandatario por albergar importantes reservas minerales en tierras indígenas.
En algunas zonas del Amazonas habitan pueblos originarios como el Suruí-Paité. El 7 de septiembre de 1969, estas comunidades tuvieron el primer contacto con la sociedad occidental, lo que, explica Almir Narayamoga, Jefe del Clan Gamep, sólo les llevó epidemias, gripe, sarampión y muerte.
En el documental, “La guerra por otros medios”, de Emilio Cartoy Díaz y Cristian Jure, antes de “el contacto”, los habitantes originarios de la región suruí eran aproximadamente 5 mil personas; tres años después, en 1972, apenas alcanzaban a ser unas 250, debido a las enfermedades así como a la destrucción de su territorio en el que el lema del gobierno brasileño de aquel entonces era: “No sólo basta hacer caminos, también hay que colonizar”.
Conforme se fue reformando la protección al Amazonas, a estos pueblos se les otorgaron 248 mil hectáreas garantizadas por el gobierno brasileño como territorio del pueblo Paité. Sin embargo, a ocho meses del mandato de Bolsonaro, la parte brasileña de la Amazonía, ha perdido más de 3 mil kilómetros cuadrados de área boscosa, es decir, un aumento de 39 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con la agencia del gobierno brasileño que monitorea la deforestación, esto debido ya sea a los incendios, la tala clandestina, entre otras causas omisas por la administración actual.
Asimismo, y aunque las suspicacias, por muchas declaraciones que ha hecho el presidente brasileño, indican que los incendios que devastan la Amazonía pueden tener motivos económicos, Bolsonaro insiste en buscar culpables: “Las ONG perdieron dinero, están desempleados. ¿Tienen que intentar hacer qué? Tratan de derribarme”, y agregó. “Puede haber, no lo estoy afirmando, acciones criminales por partes de estos trabajadores de las ONG para llamar la atención en mi contra, en contra del gobierno de Brasil. Esta es la guerra que enfrentamos. Vamos a hacer lo posible y lo imposible para contener ese incendio provocado”, ha dicho el mandatario.