“La política industrial tiene que hacerse con las fuerzas sociales, empresarios, gobiernos, trabajadores, y una opinión pública con crítica ambientalista que empiece a preguntarse, ¿qué tipo de productos, qué tipo de industria necesitamos para vivir?”, sentenció Josefina Morales en la emisión radiofónica de A Barlovento Informa.
La investigadora en temas económicos de la Universidad Nacional Autónoma de México habló de la importancia de una política agroinstrial alternativa: “No necesitamos comer papas fritas, no necesitamos tomar refresco todos los días, toda esta comida chatarra que es tan terrible, no es algo necesario, sino que al contrario, deberíamos recuperar el crecimiento de nuestra comida local y la mejor del mundo”. Refirió al respecto que en México no sólo habría que comer las clásicas tortilla o los tacos, sino también comida China, u otras que impliquen el uso de verduras; incluso, mencionó que todos los países tienen dietas alternativas sanas, menos Estados Unidos.
En adhesión, Josefina Morales comentó sobre la importancia de rescatar el campo nacional para que “la agricultura no sólo sea de exportación sino que también sirva para la alimentación del país. Importamos más del 50 por ciento del maíz, el 80 por ciento del trigo, más del 80 por ciento del arroz”, por lo que, dijo, debería impulsarse más a las cadenas productivas de estos insumos en México, que vayan desde obtener la materia prima hasta llegar a la distribución del producto.
En ese sentido, resaltó la importancia de apoyar a iniciativas como Diconsa y Liconsa, pero también a los mercados públicos y misceláneas locales, que puedan competir con las cadenas de autoservicio que inundan la oferta en las comunidades.
Al respecto mencionó también que en nuestro país, deberían recuperarse procesos productivos en materia petrolera, petroquímica, textil y confección, e incluso farmacéutica, donde la cadena de producción se nacionalice.
“Lo que pasó con el Tratado de Libre Comercio- criticó la investigadora-, fue que destruyó las cadenas productivas creadas: la del azúcar, por ejemplo, ingenios, azúcar, refrescos, bebidas, se rompieron, entonces traemos la fructuosa de Estados Unidos, y terminamos desnacionalizando el producto, como la cerveza. O la leche, que importamos más del 80 por ciento cuando tenemos posibilidades de reconstruir la Comarca Lagunera, la Comarca de la Chontalpa”.
En relación a este tema, Josefina Morales puso el ejemplo del banco central boliviano, el cual apoya a proyectos nacionales y no sólo regula la economía del país sudamericano. “Rompiendo con todos los cánones neoliberales, el Banco Central de Bolivia tiene una propuesta de participar en el desarrollo nacional; es un banco que no sólo guarda las reservas para el intercambio comercial o para los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, o pagar una deuda que no tiene tan alta, sino para impulsar proyectos para el desarrollo, y eso es fundamental”.
“Yo creo que los bancos centrales de nuestros países deberían de recuperar esta función para impulsar el crecimiento”, añadió la catedrática de la UNAM, y criticó el pretexto de la autonomía del Banco de México, “porque sólo se dedican a controlar la inflación, vía el tipo de cambio, porque, aunque en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, se ha mantenido estable, si hacemos el recuento de Zedillo para acá, la devaluación del peso ha sido bastante fuerte”.