Desde la captura y liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera “el Chapo”, en Culiacán el pasado jueves 17 de octubre, los medios de comunicación y la opinión pública se centraron en analizar y calificar la decisión del gobierno Federal. Sin embargo, ayer el periodista Alberto Nájar de la BBC nos dio un nuevo ángulo: los narcotraficantes mexicanos utilizan armamento de guerra proveniente de Estados Unidos.

Nájar escribe que el vídeo más visto a través de redes sociales sobre el operativo es en el que aparecen camionetas con ametralladoras haciendo rondines por la ciudad y recalca que tanto autoridades como expertos aseguran que esa arma es una Browing M2 de calibre .50 usualmente utilizada por la infantería estadounidense.

Aunque la Browing es una de las más potentes, también hace el recuento de los fusiles AK47, R15 y de las granadas y pistolas nueve milímetros. Todo este armamento entra de manera ilegal al país desde Arizona y Texas en Estados Unidos y termina en manos de la delincuencia organizada que “según especialistas han acumulado verdaderos arsenales con estas importaciones.”

Como ejemplo de lo anterior, recuerda la emboscada del Cartel Jalisco Nueva Generación a policías en el municipio de Aguililla en Tierra Caliente, Michoacán el 14 de octubre, donde fueron identificados casquillos calibre .50, exactamente como los que utilizan los fusiles Barret M82, utilizados por las fuerzas especiales de Estados Unidos y capaces de atravesar autos altamente blindados.

Aunque son utilizadas por distintos ejércitos y grupos criminales, ninguna de las armas hasta ahora mencionadas es producidas en México, todas fueron desarrolladas en Estados Unidos, de acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional mexicana.

Eugenio Weigend Vargas, director asociado de la organización civil Centro para el Progreso Americano, asegura que hay una correlación muy alta entre la producción de armas en el país vecino del norte y el incremento en los índices de homicidios en nuestro país.

La consecuencia es que, junto con la adquisición de armas de guerra, los cárteles también obtuvieron capacidad de respuesta militar, así, ellos también montan operaciones para atacar a grupos rivales y a las autoridades para quedarse con tecnología.

Hay otros casos que ejemplifican esta problemática, como cuando el Cartel Jalisco Nueva Generación derribó un helicóptero de la Secretaría de Marina en 2015 con un lanzacohetes RPG 7. O durante la tercera captura del “Chapo” Guzmán en los Mochis en Sinaloa, donde recuperaron una Barret. La Fiscalía del Estado de Tamaulipas reportó este mismo año que las Barret fueron utilizadas por los cárteles del Noreste y el Golfo en un enfrentamiento que dejó como resultado a 21 personas muertas.

La lista continua, la Secretaría de la Defensa Nacional da cuenta de las ametralladoras confiscadas a integrantes de La Familia Michoacana SAW 5.5 que pueden realizar hasta 700 disparos, de los fusiles Remington 700 que son los favoritos de los francotiradores y de granadas y bazucas.

Es por esto que el gobierno mexicano contactó al gobierno estadounidense para crear una estrategia para frenar el tráfico de armas. Dicho operativo se llama “Frozen” y tiene como acción principal evitar el cruce de armamento por las fronteras, para ello se utilizarán rayos x, detectores de metales y otras tecnologías.

De acuerdo con la Secretaría de la Defensa alrededor de 200 mil armas ingresan de manera ilegal a México y del total, 70 por ciento llegan desde Estados Unidos y según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el 70 por ciento de los homicidios cometidos en suelo mexicano fueron con armas de fuego también provenientes de Estados Unidos.

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