Este fin de semana El País dio a conocer que antes de que amanezca, equipos enteros de biólogos y científicos se movilizan en lanchas desde un embarcadero a orillas del río Lacantún en la estación Chajul en la selva Lacandona en Chiapas para registrar las actividades de especies de animales noctámbulos o amenazados. También observan a los cazadores, talamontes, invasores y saqueadores responsables de la reducción de la extensión de la selva en 70 por ciento desde finales de los setenta.
De acuerdo con los expertos, en una hectárea puede haber 3 mil 200 árboles de 250 especies distintas, a su vez, en cada árbol pueden coexistir decenas de orquídeas y miles de insectos.
En 2018 la Comisión de Áreas Naturales Protegidas reportó a Paulina Arroyo, encargada de monitorear mamíferos sobre el cuerpo de jaguar decapitado con las garras arrancadas. Las imágenes fueron captadas por una cámara camuflada en el monumento natural de Yaxchilán, una ciudad Maya ubicada entre las fronteras de México y Guatemala. De acuerdo con Arroyo, las cabezas y las garras de jaguar son vendidas a precios elevados como adornos en China. Esto representa un golpe a los esfuerzos del personal por mantener a salvo a los especímenes de jaguar que quedan.
La Reserva de la Biósfera Montes Azules es otro de los territorios que son invadidos por las noches. Se calcula que hay nueve asentamientos ilegales dentro de la zona. Las autoridades del lugar explican que un solo asentamiento conformado por siete familias puede llegar a destruir alrededor de 500 hectáreas.
Tan solo entre 2000 y 2016 se perdieron 18 mil hectáreas de cobertura arbórea y fuera del área protegida, la selva perdió más de 100 mil. Esto se traduce en 300 millones de árboles en ese periodo y en 18 millones por año.
Los intereses económicos de dichas actividades ilegales son tales que, en 2014 Julia Carabias, una eminencia sobre biodiversidad de todo el mundo, fue secuestrada por denunciar invasiones ilegales.
La estación Chajul
La estación está conformada por cuatro edificaciones, una cocina, un comedor, una torre de observación, una estancia con cuatro hamacas y el embarcadero. Ese es el centro de operaciones de los científicos encargados de conservar la selva con mas biodiversidad de México y el mundo.
Dentro hay fotos colgadas en la pared de Javier de la Meza, el biólogo que fundó Chajul hace 40 años, también hay fotos de la inundación de la estación provocada por el huracán Mitch en 1998 y fotografías de jaguares tomadas por Meza y cuadros taxonómicos de las especies de serpientes que habitan la selva.
Los encargados de este lugar luchan por mantener a los habitantes de la selva con vida: una vez uno de los biólogos escondió a una “mortífera nauyaca” en una bolsa para evitar que la matara, al amanecer la liberó.
Una de las biólogas que acompañaban al equipo de reporteros de El País, encontró en el suelo a un perico verde con una herida en la cabeza provocada por un proyectil, los reporteros dan cuenta de los esfuerzos del equipo por reanimar al ave que finalmente murió.
Las 50 personas que pueden quedarse en Chajul también asesoran proyectos de turismo ecológico, desarrollan investigaciones y ayudan a la comunidad con becas para jóvenes lacandones y del ejido Marqués Comillas.
Incendios
Javier de la Maza realizó un vuelo el 28 de abril pasado en busca de invasiones ilegales, ese día se encontró con un incendio que levantaba una cortina de humo sobre la copa de los árboles, provenía de El Correlón, un asentamiento en la región más remota e inaccesible de la selva. Alcanzó a ver que la pista de aterrizaje denunciada hacía cuatro años continuaba en el mismo lugar. Maza declaró que “te podrás imaginar que no son precisamente vuelos comerciales o de turismo los que entran y salen de ahí”.
El incendio devastó 200 hectáreas “en el corazón de la Reserva de la Biósfera Montes Azules”, así quedó asentado en la carta que mandaron las autoridades a los secretarios de Medio Ambiente, Recursos Naturales, Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, a la para que desalojaran a los habitantes de El Correlón.
Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C, organización que preside de la Maza, la selva tenía una extensión de más de un millón 800 mil hectáreas, para 1982 se redujo en 32 por ciento. Actualmente, reportan que el daño equivale a dos terceras partes del territorio original, aún así, quedan 800 especies de mariposas, 24 por ciento de las especies de mamíferos del país y el 44 por ciento de las aves.
Con información de EL País : https://elpais.com/sociedad/2019/10/24/actualidad/1571871871_610045.html