Este 8 de noviembre se volverá un día histórico para la sociedad, no sólo brasileña, sino latinoamericana, pues luego de 580 días de reclusión, acusado de actos corruptos que nunca le pudieron comprobar, el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha obtenido su libertad.
Gracias a una resolución del Supremo Tribunal Federal aprobada este jueves, el líder de izquierda salió de la cárcel de Curitiba entre los aplausos de una multitud que lo esperaba a las afueras, lista para escuchar las palabras de su líder, el único que parece tener la fuerza para luchar contra el gobierno de ultra derecha encabezado por Jair Bolsonaro, actual mandatario de Brasil.
“Quiero que todos sepan que (el ex juez Sérgio) Moro no encarceló a un hombre. Quisieron encarcelar una idea y las ideas no se encierran, no se matan”, ha dicho el exmandatario ante cientos de simpatizantes. “El pueblo brasileño es el único que puede salvar a este país”, aseguró Lula, en un mensaje en vídeo que subió a su cuenta de Twitter. “Necesitamos un gobernante serio”, agregó.
Los defensores del exmandatario argumentaron hace unos meses la parcialidad del juez Sergio Moro, quien llevó el caso y se cree tiene motivaciones políticas. Asimismo, los litigantes se han referido a la difusión de mensajes, supuestamente entre Moro y los fiscales del caso de Lula, durante el proceso.
El medio brasileño Interceptión dio a conocer el pasado 9 de junio tres informes en los que se demuestra la complicidad del actual ministro de Justicia, Sergio Moro y el Fiscal de Brasil, Delta Dallagno, para impedir entrevistas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva durante la pasada campaña electoral, esto para que las declaraciones del expresidente no beneficiaran a Fernando Haddad, candidato que pudo haber continuado con el proyecto de da Silva.
“Salgo de aquí con un gran sentimiento de agradecimiento. Quiero probar que este país puede ser mucho mejor cuando tenga un Gobierno que no mienta en Twitter como hace Jair Bolsonaro”, dijo en una especie de mitin a las afueras de la prisión.
“Hay un grupo de mafiosos en este país. Ese golpe que hicieron para intentar, liderados por la red Globo (TV), ponerme como un ladrón”.
La autorización de su libertad correspondió a la jueza local Carolina Lebbos, quien analizó el instrumento legal para cumplir de forma inmediata con la decisión aprobada por los magistrados del máximo ente judicial del país.
Lula permanecía en prisión desde el 7 de abril de 2018, tras un juicio que ha sido considerado una persecución judicial en su contra para impedir su postulación como candidato presidencial.
Este jueves 7 de noviembre, la Corte Suprema de Brasil decidió por seis votos contra cinco que la prisión de una persona condenada solamente en segunda instancia es inconstitucional, según informaron diversos medios de prensa brasileños, por lo que la nueva jurisprudencia beneficiaria al expresidente. Esto implica que ningún condenado debe permanecer detenido antes de que se resuelvan todos los recursos a los que tiene derecho, por lo cual el expresidente, Lula Da Silva, puede ser liberado porque tiene recursos pendientes, junto con otros 4 mil 895 reos en su condición.
Durante su discurso, recién liberado, prosiguió: “Si tomamos a Dallagnol (otros de los jueces que lo procesó), Fernando Moro y otros inspectores y los metes dentro de un exprimidor, lo que sobra de ellos no es ni 10 por ciento de la honestidad que yo represento en este país”.
“Necesitaba resistir para luchar contra el lado podrido del Estado, de la Policía Federal, del Ministerio Público, de la Justicia. Trabajaron para criminalizar a la izquierda, a Lula y al Partido de los Trabajadores”, añadió al respecto.
“Queridos compañeros y queridas compañeras, no saben lo que significa que yo esté aquí con ustedes. Toda mi vida he estado hablando con el pueblo brasileño y no pensé que hoy estaría aquí”, ha asegurado Lula tras abandonar la prisión.