Textos y Contextos Ni con las Relaciones Internacionales… Lo difícil de entender nuestro mundo

Soy internacionalista y según en la carrera, me explicaron que estudiaría cuatro años para comprender el mundo: sus dinámicas, los mecanismos de poder, las organizaciones mundiales y en general todo lo que sucede entre los Estados y sus gobernantes. Sin embargo, a veces siento que no sirvió de mucho, porque la verdad, ante lo impredecible de tantas cosas, no entiendo nada.

Se supone que hay dos teorías madre de las Relaciones Internacionales: el realismo, y el idealismo político. Los realistas creen que siempre debe existir un equilibrio de poderes en el mundo, por lo que las grandes naciones se arman hasta los dientes para estar en la tensión de no saber quién sería el vencedor en caso de una guerra.

En la teoría de juegos, esto se conoce como “la aniquilación mutua asegurada”, lo que mantendría entonces al mundo en paz. Pero entonces, cuando Donald Trump decide que es buena idea, por ejemplo, asesinar a un general iraní de súper alto rango e importancia política-militar, ya no se sabe para qué sirve las teorías, pues aunque no se desató la tan temida Tercera Guerra Mundial, las ocurrencias del mandatario norteamericano sí cobraron, por lo menos, 176 vidas de un avión ucraniano confundido con un misil.

Y sólo por contar las vidas que viajaban en aquella aeronave, porque en realidad, la necesidad de poder de las naciones, cobra muertes día, a día en los países del tercer mundo que sufren las consecuencias de ser la arena de las batallas del primer mundo.

Pero bueno, se supone que, precisamente, para eso existe la otra teoría, el idealismo, que propone la creación de instancias internacionales, como la Liga de las Naciones, a la postre convertida en la Organización de las Naciones Unidas, que crean instancias para mediar entre los problemas de los Estados, u otros bloques regionales que tienen la misma función. 

Pensemos entonces, por ejemplo, en la Organización de Estados Americanos (OEA), que tiene como objetivo apoyar en la resolución de conflictos a los países miembros, pero, ¿a dónde se va el idealismo en casos como el de Bolivia, donde unas elecciones democráticas en las que resultó vencedor por más de diez puntos, Evo Morales, dieron menospreciadas por dicha instancia que, claramente funge, como brazo de los mismos países dedicados a mantener el equilibrio de poder por la fuerza. 

En la disciplina de las Relaciones Interpersonales, existen muchas teorías, muchos postulados, autores, pensadores, presupuestos que deberían de ayudarnos a comprender el mundo, pero entre más quiero aplicar mis conocimientos que aprendí en la carrera, menos internacionalista me siento. 

Lo bello de aprender sobre las RRII, es sin duda estudiar un montón de historia que ha generado la humanidad; empero, también, entre más lee uno historia, más se confunde, porque refrenda está idea de que los grandes pero ajes actúan a veces más por instinto o por pasión que por razón o influencias políticas. 

Pensemos en episodios históricos que lo dejan a uno muy confundido: la Revolución Francesa, por decir algo, heredó no sólo la caída de la monarquía, sino un sistema político de división de poderes que rige a países precisamente como México; pero, si uno entiende que ese proceso en parte se debió porque a no sé quién se le ocurrió dejar de Rey a Luis XVI, un gordito cachetón adolescente al trono, pues uno se desanima. 

O la Decena Trágica: cuando uno estudia la Revolución Mexicana, y se apasiona con la historia, es desesperante ver a Madero una y otra vez caer en las mentiras de Huerta, como si se tratara de una telenovela con guionistas tan poco profundos que deben insistir en un personaje que no se da cuenta de lo más evidente, ni aunque lo tenga frente a los ojos. 

La historia es errática, el mundo es errático, tanto como un Donald Trump, un Bolsonaro, un Putin, que por ejemplo le renuncia su gabinete porque quiere mantenerse en el poder, o hasta un López Obrador que rompe todos los esquemas y de pronto pone de cabeza la opinión pública de México y partes del mundo con ideas como: “Vamos a rifar el avión presidencial”… En la escuela, no nos educan para entender esas cosas. 

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