Redacción/A Barlovento

Alrededor de 90 migrantes que se encuentran en el refugio para migrantes “Juventud 2000”, en Tijuana, ayudan a desinfectar el lugar ante la contingencia del Coronavirus.

De acuerdo con El Universal, alrededor del cinema improvisado en el refugio, todos limpian con cloro sus casitas de campaña, porque esas telas casi descoloridas son sus habitaciones.

Lanzan el líquido como si fuera agua bendita, esperando que si no limpia los pecados, al menos los proteja de virus y bacterias. Las gotitas y el olor se funden en el piso, las sillas, la tele y hasta en los juguetes, en todo.

En dicho albergue, la mayoría mexicanos y centroamericanos que van en tránsito hacia Estados Unidos y fueron retornados como parte del Protocolo de Protección a Migrantes, o que simplemente están esperando su oportunidad para solicitar asilo.

Relatan que mientras los niños miran el televisor los grandes hacen lo que pueden por blindarse de una desgracia más, no la de la violencia ni la de la pobreza, como la mayoría que llega para escapar de una de esas dos, aunque los más desdichados huyen de ambas, pero esta vez se trata de protegerse de un virus del que sin pena ni gloria también les resulta una amenaza.

En una de las entradas a La Casa del Migrante en Tijuana cuelga un letrero: “Lleno”, se puede leer por primera vez. A unos cuantos pasos está Raúl, un michoacano con mala suerte porque decidió dejar su estado en plena contingencia justo un día después de que en ese albergue también decidieran cerrar para blindar de un posible contagio a quienes están adentro.

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