Ayer sábado, decenas, quizás cientos de automóviles, salieron por algunas avenidas del país a manifestarse contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Existe en México, una cosa llamada Frente Nacional Anti-AMLO, al cual, en un arranque de pésima comunicación, lo abrevian como FRENAAA.

Los ánimos de este movimiento tomaron fuerza cuando Martín Bringas, directivo de Soriana, fue separado de su cargo por la publicación de un video en el que atacaba al mandatario mexicano; el personaje también fue nombrado presidente del FRENAAA. Entre las personalidades destacadas de este grupo, se encuentran Gilberto Lozano, quien fue parte del Consejo de Administración de FEMSA; el periodista Pedro Ferriz de Con y su hijo Pedro Ferriz Hijar, así como Rafael Loret de Mola; también el empresario Juan Bosco Abascal.

Así es, en la oposición lo que hay es gente de Soriana, la misma empresa que con las tarjetas Monex colaboró en la compra de la Presidencia por parte de Enrique Peña Nieto en el 2012. También en él hay otros empresarios así como periodistas que se han caracterizado por compartir noticias falsas e incluso, en el caso de Ferriz de Con, hasta organizando un golpe de Estado para encumbrar en el poder al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, como se dio cuenta en grabaciones que hace unas semanas trascendieron en redes sociales.

Pero, pese a su poca credibilidad política y social, estos personajes salieron, e hicieron salir a las calles, a unos cientos de personas que, montadas en sus autos de lujo, mayormente, rodaron sus llantas para exigir la renuncia del presidente. Estos manifestantes gracias habían de dar a que los precios de las gasolinas ya se estancaron; quizás contra Felipe Calderón o Peña Nieto no se manifestaron porque el combustible subía y subía de precio.

Esa es, en México, la oposición de lujo: ¡¿cómo no van a ser un lujo si en suma, cuando se manifiestan, salen a las calles millones de pesos a rodar por sus derechos?! En esas protestas, hay más dinero que personas.

A estos personajes, podemos sumarles a Javier Lozano, ex senador del Partido Acción Nacional y vocero, por unas horas, de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que trató de desprestigiar al presidente con una entrevista editada.

Lozano compartió el fragmento de una entrevista realizada por Epigmenio Ibarra donde el presidente dice: “nosotros manejamos la opinión general porque nosotros somos los que controlamos a los principales periódicos del país”.

Incluso, Lozano pidió explicaciones a las autoridades correspondientes antes de que esto se convirtiera en un “escándalo internacional”. “¿Esto también es #FakeNews @jenarovillamil? Urge tu respuesta. Pero, de confirmarse como verdadero, debe escalar hasta convertirse en un escándalo internacional. Lo dicho: Dictador a la vista”, dijo el político confrontando.

En el video real, sin ediciones, el Jefe del Ejecutivo mexicano contaba una anécdota histórica donde Lucas Alamán pide el regreso a México de Antonio López de Santa Anna después de 1847, cuando éste último vendió más de la mitad del territorio nacional.

¿Por qué preocuparse de esta oposición? Pensemos en cómo llegaron las importantes revoluciones de los últimos tiempos al poder en América Latina: Hugo Chávez ganó varias elecciones de manera democrática; Evo Morales marchó por décadas junto con los indígenas cocaleros de Bolivia hasta llegar a ser presidente; Luiz Ignacio Lula da Silva llegó al poder en Brasil luego de varias elecciones derrotado, y podemos nombrar la más importante revolución latinoamericana que llegó al poder gracias a las urnas: Salvador Allende y el primer gobierno democrático de corte socialista en Chile.

Hoy, empresarios y periodistas quieren asaltar el poder en México, no por la vía democrática, sino a través de mentiras, miedos y poder económico; esos que salen en sus autos últimos modelos, extrañan el mismo neoliberalismo que puso en el poder a dictadores como Augusto Pinochet en Chile o más recientemente a Jeanine Áñez, en Bolivia.

La oposición es sana para cualquier gobierno democrático. La crítica hace crecer a las administraciones al darse cuente de sus errores; la oposición genera saludables contrapesos. En un México tan aquejado por la corrupción y el saqueo neoliberal durante tantos años, urge la profesionalización de la política y la función pública, pero ese puñado de gente que salió ayer a marchar, representa a un grupo minúsculo de personas que ven en sus parabrisas sólo hasta donde les deja mirar su egoísmo.

Del otro lado están los indígenas, los marginados de siempre, los campesinos, obreros, trabajadores que olvidaron los gobiernos de derecha… No hay duda, si esos que siempre han sido oprimidos un día tienen algo que decir o de qué quejarse, lo harán, incluso contra López Obrador, y saldrán a las calles como el progresismo siempre lo ha hecho: por millones y caminando.

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