Los disturbios en Estados Unidos siguen. Más de 60 millones de personas viven en toque de queda luego de que el presidente Donald Trump, condenara las protestas por el asesinato de George Floyd, con biblia en mano y amenazara con lanzar al Ejército a las calles.
En tanto, algunos republicanos no han mostrado abiertamente el respaldo al presidente. Los senadores Rob Portman, de Ohio, y Mike Enzi, de Wyoming, eludieron dar su opinión a la cadena de televisión NBC porque “llegamos tarde a una comida”, mientras que su colega Mitt Romney declaraba que “no me fijé mucho” en la foto que se hizo el presidente con la Biblia junto a la iglesia de St. John’s.
Por su parte, la oposición demócrata ha condenado lo que para el candidato de ese partido a la Casa Blanca, Joe Biden, es un intento de “traficar con el miedo y la división”. La dureza de Trump también ha concitado otras reacciones negativas. El arzobispo católico de Washington, Wilton Gregory, calificó de “desconcertante e indignante” la visita de Trump a la Basílica Nacional, que, dijo, “ha sido una manipulación realizada de una manera que viola nuestros principios religiosos”.
Ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Washington D.C., se mantuvieron bajo toque de queda, ante las manifestaciones. Los protestantes en la capital se mantuvieron el lunes por la noche alejados del perímetro cercano a la Casa Blanca.
Después del anuncio del presidente del despliegue de militares algunos manifestantes salieron a las calles de la capital, aún después del toque de queda, anunciado para las 19:00 horas, pero aproximadamente a la media noche las calles estaban vacías por el despliegue de guardias que los enfrentaron.
Durante una entrevista para CNN la alcaldesa de Washington D.C., Muriel E. Browser, se declaró molesta por las acciones ordenadas por Trump contra los habitantes de la ciudad, sobre todo por interrumpir las protestas vespertinas que no violaban las imposiciones de su gobierno y contra las que se emplearon gases y balas de goma para que pasara el presidente.
Afirmó que no consideraba correcto que las fuerzas militares fueran empleadas en contra de los mismos compatriotas, mucho menos durante las protestas que han actuado de forma pacífica.