La publicación del Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU proporciona anualmente el Índice de Desarrollo Humano, un número estadístico que integra numerosas variables. Los tres indicadores básicos combinan los datos de ingreso per cápita, educación y salud. Y cada informe se centra en diversos problemas y proporciona indicadores cada vez más complejos sobre diversos temas.
Del último informe que acaba de salir recogemos solo algunos datos: Singapur es el país con el más alto nivel de desarrollo, diez años atrás ocupaba el número 27; Japón y Corea subieron y ahora ocupan el tercero y cuarto lugar, respectivamente; Estados Unidos, por el contrario, tenia el cuarto lugar en 2010 y hoy está en el numero 35; China pasa del lugar 89 al 45; de Nuestra América, Chile que ocupaba el lugar 45 hoy pasa al 47; Brasil cae del 73 al 91, casi veinte lugares, y México que estábamos en el 61 subimos al 56.
La OCDE en su último informe, en medio de la incertidumbre, proporciona nuevas estimaciones de crecimiento para este año y el próximo y afirma: “todos los países del G20, con excepción de China, habrán sufrido una recesión en 2020. Aunque se prevé una frágil recuperación el año próximo, la producción a finales de 2021 seguirá estando en muchos países por debajo de su nivel a finales de 2019”.
Las más altas caídas son en Sudáfrica (11.5); Argentina (11.2%); India, Italia, México y Reino Unido, entre 10 y 10.5%. El crecimiento más alto para el año próximo se estima en Indica (10.7), 8% en China y 7.6 en el Reino Unido; México sólo crecerá 3%. El crecimiento del año próximo, en la mayoría de los países, no recuperará los niveles de 2019.
En este desolador contexto de una inédita crisis que se combina con otras, como hemos señalado, es necesario revisar las causas que nos llevaron a unas condiciones que no permitieron enfrentar la crisis de salud pública con la pandemia del Coronavirus. Las políticas neoliberales que desmantelaron las instituciones de salud pública y dejaron países endeudados tienen responsables con nombre y apellido.
En el caso de nuestro país, los principales responsables son los expresidentes de los últimos cuatro sexenios, cada uno causaron daños específicos y múltiples a nuestro país. Salinas de Gortari, a partir del fraude electoral con el que llega a la presidencia, privatiza la banca, inicia el desmantelamiento de Pemex, cambia la Ley de Inversión Extranjera y de la minería, impone una contrarreforma constitucional con el cambio de los artículos 27 y 28, sobre la propiedad pública y ejidal; del tercero sobre la educación, el 130 sobre el carácter laico del Estado y culmina con la firma del TLC. Zedillo, además de traicionar a los zapatistas, devuelve los ferrocarriles al capital extranjero; Fox entrega la banca al capital extranjero, fundamentalmente español, y Calderón nos deja un país herido en medio de una guerra con más de 100 000 muertos.