Salvador Cienfuegos, perfil de un ex secretario detenido; “Operación Padrino” y la desconfianza de EU en el Ejército de Peña Nieto

Ayer en la noche, el canciller Marcelo Ebrard Casaubon informó de la detención de Salvador Cienfuegos en los Estados Unidos.

“He sido informado por el Embajador Christopher Landau de los Estados Unidos que el ex Secretario de la Defensa Nacional, Gral. Salvador Cienfuegos Zepeda, ha sido detenido en el Aeropuerto de Los Ángeles, California”, escribió el canciller.

“La Cónsul en Los Ángeles me estará informando próximas horas de los cargos. Ofreceremos la asistencia consular a la que tiene derecho. Les mantengo al tanto”.

Perfil

Salvador Cienfuegos Zepeda fue el General de División titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el último presidente de México abanderado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El general Cienfuegos fue secretario federal desde el primero de diciembre del 2012 hasta el 30 de noviembre del 2018, es decir, estuvo todo el régimen peñanietista. Para obtener ese cargo tuvo que pasar por distintos rangos militares más. De acuerdo con la base de datos consultables de la Sedena, el ex secretario nació el 14 de junio de 1948, ingresó al Ejército a los 15 años, el 23 de enero de 1964.

El sitio también refiere que Cienfuegos Zepeda estuvo activo 54 años y que sus otros puestos y actividades operativas fueron:

Oficial Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, Inspector y Contralor General del Ejército y Fuerza Aérea, Comandante de la VII Región Militar, en el estado de Chiapas, Comandante de la Región Militar, en la Ciudad de México, Comandante de la IX Región Militar, en el estado de Guerrero, Comandante de la V Región Militar, en el estado de Jalisco, Comandante de la 15/a. Zona Militar, en el estado de Jalisco y Comandante del 14/o. Batallón de Infantería, en el estado de Jalisco.

En cuanto a su participación en el Estado Mayor fue: Subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor de la Defensa Nacional, Subdirector General del Registro Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos y Jefe de la Sección Tercera (Operaciones) del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

En cuanto a la academia militar, el general en retiro se desempeñó como: Director del Heroico Colegio Militar, Director del Centro de Estudios del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, Comandante del Cuerpo de Cadetes del Heroico Colegio Militar y Jefe de la Sección Pedagógica en el Heroico Colegio Militar.

Operación Padrino

Ioan Grillo, colaborador del New York Times y BBC, entre otros, señala que la Operación Padrino estaría ligada directamente con el juicio que enfrentó el año pasado el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán en la corte de Nueva York.

Sin embargo, también estaría vinculada con el juicio que enfrenta actualmente el ex secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, acusado de colaborar directamente con el Cartel de Sinaloa, el cual era encabezado por “El Chapo”.

“Como dicen, quién necesita a los ángeles cuando tienes a los dioses en tu nómina”, escribió el periodista a través de sus redes sociales.

Investigaciones previas, corrupción en sexenio de Peña Nieto

A través del portal de noticias Sin Embargo, la periodista Dolia Estévez compartió a finales de septiembre una pequeña parte del libro “El Jefe The Stalking of Chapo Guzmán” (“El Jefe, el acecho al Chapo Guzmán“), de Alan Feuer, corresponsal de The New York, en el que explica la red de corrupción que existía en las dependencias de seguridad en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Se cuenta que cuando los escuchas de las agencias estadounidenses localizaron a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera en un humedal de aves migratorias en el sur de Baja California en 2013, “lo que siguió no fue informar al Gobierno de México sobre el hallazgo, como procedía, sino debatir internamente cuál de las dependencias mexicanas era la menos corrupta para invitarla a realizar la captura”.

“La Policía Federal fue la primera en ser descartada debido al legado de narco-corrupción que dejó Genaro García Luna. El FBI y la CIA favorecieron al Ejército, como suelen hacerlo. Pero, así como el FBI y la CIA no confiaban en la Policía Federal, la DEA no confiaba en el Ejército (institución que dirigía Cienfuegos). El Servicio de Alguaciles y otras agencias propusieron a los marinos, por su fama de valientes y habilidosos” narra la periodista.

Sin embargo, había un problema: la capturar de Guzmán Loera conllevaba el riesgo de enfrentar a la Secretaría de Marina con el liderazgo civil. La protección al líder del Cártel de Sinaloa venía de la alta jerarquía del Gobierno de México. No obstante, cuando la DEA les ofreció la delicada tarea de capturarlo, los marinos aceptaron sin titubear.

Víctor Vázquez, jefe de la estación de la DEA en México, acompañó a los marinos a la base naval en la Paz de donde lanzarían el operativo que bautizaron “Duck Dynasty” (dinastía de patos), debido a que estaba cerca de un club de cacería de patos. El trabajo de Vázquez era comer, dormir y desplazarse con los marinos. Entrenó con la unidad. Descendió en rappel de los helicópteros Blackhawks con ellos, les ayudó a analizar las señales de los drones que cubrían la zona donde ubicaron al Chapo y compartió la erudición acumulada de las máquinas de intercepción y hackeo para construir lo que llamaba “manual de inteligencia de captura”. Para efectos prácticos, Vázquez, mexicoamericano oriundo de Durango, era el encargado de la seguridad del operativo. Todo en territorio nacional.

Pero por más impresionante que fuera la inteligencia de los estadounidenses, no pudieron con los métodos de contra espionaje y con la red de espías gubernamentales de Guzmán. Los recursos y el equipo del “Chapo” rivalizaban con los de las organizaciones terroristas más sofisticadas del mundo. Unos días antes del ataque, planeado para enero de 2014, las escuchas captaron señales de que el cártel sabía de “Duck Dynasty”. La misión fue abortada. “El Chapo” ganó la jugada. Una vez más.

De 235 páginas, editado por Flatiron Books, el texto de Feuer se centra en el maratónico trabajo de inteligencia para capturar al “Chapo” por parte de un selecto grupo secreto de agentes del FBI, la DEA, la CIA y el Servicio de Alguaciles, conocido como la “coalición”.

Feuer detalla cómo interceptaron y hackearon las comunicaciones del círculo íntimo de Guzmán: lugartenientes, guardaespaldas, esposa y amantes. El equipo, que operó mayormente al margen de las autoridades mexicanas, estaba obsesionado en aprehenderlo. Si no lo hicieron antes fue por la corrupción mexicana.

Entre 2009 y 2016, la “coalición” planeó siete capturas: Los Cabos, dos en Tepic, redada en Culiacán liderada por la CIA, “Duck Dynasty” en La Paz, el arresto en el Hotel Miramar en 2014 que terminó en su fuga de Altiplano en 2015 y la última en Los Mochis en 2016. Con excepción de dos, el resto fracasó porque huyó antes o porque las misiones fueron abortadas. El gran obstáculo, dice Feuer, era la corrupción en el Gobierno de México.

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