El titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula aseguró que para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional es primordial fortalecer redes de producción social, acciones encaminadas a la sustentabilidad, así como la instrumentación de políticas de inclusión productiva en el sector agropecuario y pesquero.
Y esto lo dijo al participar en el Consejo Nacional de Agenda 2030 para el desarrollo Sostenible, en la que además de resaltar la importancia de garantizar el derecho humano a la alimentación, mencionó que la política para el campo está orientada al fortalecimiento de los territorios rurales, reconociendo el potencial productivo de los pequeños productores, pues son ellos los promotores y detonadores del desarrollo rural.
En este sentido, comentó que poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, contribuir a mejorar la nutrición así como promover la agricultura responsable, representan uno de los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible. “Es prioridad lograr este propósito, para lo cual se requiere de acciones puntuales, precisas y viables en las que confluyen el gobierno y la sociedad”, indicó.
Agregó: “El desarrollo de estas medidas logrará evitar dejar atrás a nadie, reducir la brecha de la desigualdad y fortalecer los lazos de cohesión social, cuestiones prioritarias para que la paz y la concordia sean distintivos de la convivencia entre los mexicanos”.
Asimismo, señaló que el fomento y apoyo al campo resulta esencial para que la seguridad alimentaria sea realidad y se garantice el derecho humano a la alimentación. “Alcanzar este fin requiere que las actividades productivas agrícolas se constituyan en puntal de crecimiento con equidad”, puntualizó.
Además, el funcionario expuso que las estrategias productivas de este gobierno para las zonas rurales están encausadas en apoyar prioritariamente a los productores de pequeña y mediana escala, con el objetivo de lograr una agricultura equitativa y que sea fuente de bienestar.
Ante ello, manifestó que la producción de alimentos debe de estar basada en criterios sustentables y en la preservación de los suelos y el agua, por lo que el mantenimiento de los recursos naturales y el uso de técnicas que no degraden el ambiente y preserven la biodiversidad son imprescindibles.