El país tiene una población total de 120 millones y este año que termina ha enfrentado la crisis más grave de su historia contemporánea, más profunda que la de 2009 y la de 1995, pues se ha registrado el cruce de la crisis económica que viene de tiempo atrás, mostrando una profunda desigualdad regional y sectorial, con la crisis de salud pública provocada por la pandemia mundial.
La economía registró en el tercer trimestre un crecimiento del Producto Interno Bruto del 12.1% que no puede superar las dramáticas caídas del segundo trimestre que fueron de 17.1% en promedio, en las secundarias de 23.3% y en las terciarias de 15.1%. Para el tercer trimestre la variación anual de la economía se estimó en una caída de 8.6%, la de las actividades secundarias (-8.8) y terciarias (-8.9); solo las actividades primarias registraron un crecimiento de 8 por ciento.
Destaca la caída de la construcción (-17.2) en donde trabajaban cerca de 600 mil trabajadores en las empresas constructoras y más de un millón de trabajadores en el conjunto de la actividad; la contracción en la manufactura donde trabajaban más de cinco millones fue de 5.5 y en esta industria se encuentra la automotriz que emplea cera de un millón de trabajadores y es la que ha registrado mayor dinamismo en este año. El comercio exterior registró también severas caídas: las exportaciones 12.6% y las importaciones 10.6%. Detrás de esta grave recesión está la caída de la inversión fija bruta (18%) que se suma a la registrada desde el segundo semestre de 2018.
Sabemos que el empleo y el ingreso es lo fundamental para los trabajadores. Como se sabe y se sufre en el trabajo predomina la informalidad, 56% del total de la población ocupada, y en condiciones críticas de ocupación se encuentra el 23.53%. En esa precariedad laboral se registran salarios muy bajos para la mayoría de los trabajadores. El salario mínimo en nuestro país es uno de los más bajos del mundo: 185.56 pesos en la frontera norte y 123.22 pesos en el resto del país.
El 25.8% de la población ocupada recibía hasta un salario mínimo, entre uno y dos salarios mínimos el 34.9%, entre dos y tres salarios mínimos 14.6% y más de cinco salarios mínimos apenas el 2.7%. En otras palabras, más del 60% de los trabajadores no pueden cubrir la canasta básica y entre los trabajadores que reciben más de cinco salarios se encuentra una fracción más pequeña de trabajadores que reciben ingresos superiores a los diez salarios mínimos.