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El debate político en Estados Unidos y en México

En el curso de la crisis de la pandemia y de la crisis económica, a nivel mundial y nacional, destaca en Estados Unidos, la dimensión política de la crisis provocada por el fin lamentable de la presidencia de Donald Trump.

Cada día hay mayor información sobre el alcance de la toma violenta del capitolio por trumpistas, que va de la insurrección al golpe de Estado con visos de previa orquestación, así como la confirmación de un nacionaltrumpismo de masas, con tintes fascistoides, que no han reconocido el triunfo legítimo del nuevo Presidente, Joe Biden, que tomará posesión el próximo miércoles 20 de enero.

La Cámara de Representante, por 232 votos, el mismo número de votos del Colegio electoral que designó al nuevo Presidente, aprobó ayer un nuevo juicio para la destitución de Donald Trump. Primer presidente que es sometido dos veces a este juicio en un mismo mandato. Se aprobó su destitución por el delito incitación a la insurrección.

La situación es crítica, no acabó con la decisión del Congreso. El FBI informó de amenazas para los próximos días en todo el país contra la toma de posesión del nuevo Presidente. Así, Washington está con fuerte presencia militar.

Los desafíos para el nuevo gobierno son políticos, de salud pública y de economía con gran dimensión social en el impacto de la crisis en la población. Asimismo la crisis exhibe una dimensión social enorme en el nacionaltrumpismo, con el racismo congénito desde la formación de los Estados Unidos.

La discusión política en México

Dejando de lado, por ahora, la politización miserable sobre las medidas de salud pública y, particularmente, de la aplicación de la vacuna que se ha iniciado felizmente, los temas políticos sobre la mesa son las mañaneras y los organismos autónomos.

Las primeras porque el inefable INE quiere cancelarlas por las próximas elecciones, cancelando así el derecho a la información del pueblo mexicano.

En su lucha incansable contra la corrupción y el despilfarro gubernamental, del cual AMLO nos acaba de dar una última evidencia con el enorme costo de la privatización de las cárceles, el Presidente vuelve a insistir en el costo de los denominados Organismos Autónomos.

Los organismos autónomos fueron creados desde los años noventa, durante la primera década del neoliberalismo, a partir de Salinas, so pretexto de equilibrio de poderes y mayor transparencia. Sus integrantes son nombrados por el congreso, a propuesta del Ejecutivo, o por designación directa del Presidente; y su salario debe ser similar al de un Secretario, pero, como sabemos, los del INE y los de la Comisión Nacional de Hidrocarburos mucho mayores. La duración del mandato de sus integrantes es mayor a los seis años,  trasciende a la del sexenio.

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