El consumo de drogas constituye uno de los principales problemas de salud pública porque, como cualquier otro producto, las “sustancias psicotrópicas” responden a ley de oferta y demanda.

Por el lado de la demanda, el problema recae en el aumento global en el consumo y disponibilidad de drogas tanto legales como ilegales.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) que realiza la Comisión Nacional contra las Adicciones, la prevalencia del consumo de cualquier droga en la población en general es de 10.3%[1].

Además, se observa que la edad de inicio en el consumo es cada vez menor. En México, los hombres inician con el consumo de drogas a los 17 años y las mujeres a los 18 años. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (ENCODE), identificó que 3.3% de los estudiantes de 5° y 6° grado de educación primaria (niñas y niños entre los 10 y 12 años) habían consumido drogas ilegales. En los estudiantes de secundaria (de los 13 a los 15 años) y bachillerato (de 16 a 18 años) la prevalencia asciende a 17.2%[2].

De 2010 a 2017 se registraron 22,856 muertes asociadas con el consumo de drogas. Siendo el alcohol la sustancia relacionada con el mayor número de defunciones[3].

Por el lado de la oferta, el problema es la falta de control de las actividades asociadas a la producción y consumo de las drogas, porque a partir de las sustancias ilícitas se organizan sistemas que desarrollan una economía sumergida apoyada por la criminalidad[4].

La prohibición de las sustancias por parte de los países depende, generalmente, de los riesgos asociados a la salud de los consumidores. No obstante, la política sobre drogas ha sido determinada más por las circunstancias históricas y los factores culturales que por la evidencia científica disponible. Prueba de esto es que el café fue ilegal hasta el siglo XVIII, el alcohol hasta hace 100 años y el tabaco, a pesar de ser más adictivo que la marihuana, por su nivel toxicidad[5], es socialmente permitido.

La droga ilegal de mayor consumo en México es la marihuana, seguido por la cocaína y la heroína.

En atención a este problema, y en aras de retomar el rol de regular y controlar paulatinamente este fenómeno creciente, el 12 de enero se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Reglamento para la producción, investigación y uso medicinal de la marihuana[6].

Esto sucede a 3 años de que el Congreso aprobara la reforma a la Ley General de Salud abriendo la posibilidad a la comercialización de productos a base de cannabis[7].

La Secretaría de Salud será quien ejerza la rectoría sobre la cadena productiva, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

Se otorgarán licencias para siembra, cultivo y cosecha de cannabis a mayores de 18 años y asociaciones. La cantidad máxima de plantas por domicilio será de 4 y se permitirá la posesión de hasta 28 gramos por persona. Más de 200 gramos ameritará sanciones administrativas y hasta penales[8]. Se garantizará el consumo privado, pero con restricciones de su consumo en áreas de trabajo, frente a menores y a quienes no otorguen su consentimiento de dicha actividad.

El Servicio de Administración Tributaria (SAT) será quien verifique el cumplimiento de las disposiciones jurídicas aplicables a la importación y exportación de la marihuana. En tanto que el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) regulará la producción, calificación y comercialización de semillas certificadas[9].

Esta reforma marca el inicio de un cambio en el país donde la violencia generada por el tráfico de drogas ha cobrado más de 100,000 vidas[10].

Se comienzan a superar los prejuicios y a transitar del estigma prohibicionista hacia un modelo centrado en la salud pública y los derechos humanos.

En donde la legalización de la marihuana no implica la promoción gubernamental del consumo de drogas, ni “poner en manos de los menores las drogas”, como tanto pregona la facción conservadora panista, sino que el Estado asuma su rol como regulador del proceso productivo e informe a las y los ciudadanos sobre el riesgo del consumo de dichas sustancias

 

 

 

[1] Secretaría de Salud. Informe sobre la situación del consumo de drogas en México y su atención integral 2019. Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), Gobierno de México, pp. 7-8.

[2] Ibidem, Secretaría de Salud, 2019.

[3] Ibidem, Secretaría de Salud, 2019.

[4] Aza Jácome, Alfonso. Drogas y políticas públicas: ¿legalización o prohibición? Chía: Universidad de La Sabana, 2017.

[5] Hernández González, Sofía y Sotelo Morales, Julio. Argumentos para el debate sobre la legalización de la marihuana en México. Entreciencias: Diálogos en la Sociedad del Conocimiento. 2013,1(2), pp. 93-100.

[6] Secretaría de Gobernación. Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario para la Producción, Investigación y Uso Medicinal de la Cannabis y sus Derivados Farmacológicos. Diario Oficial de la Federación, Gobierno de México, 12 de enero 2021.

[7] Hernández, Nelly. Dan a conocer el reglamento sobre uso medicinal de marihuana. Sección México, GrupoFórmula, 12 de enero 2021.

[8] Noticieros Televisa. Ley para la regulación del cannabis, ¿una buena reforma? Punto y Contrapunto, 21 de noviembre 2020.

[9] Ibidem, Hernández, Nelly, 12 de enero 2021.

[10] Plazas, Natalia. El Senado mexicano da luz verde a la legalización de la marihuana. EFE y Reuters, 20 de noviembre 2020.

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