El Papa Francisco llegó a Irak este viernes para instar a la reducida minoría cristiana a quedarse en el país y a ayudar a su reconstrucción tras años de guerra y persecución, ignorando la pandemia del nuevo coronavirus y las preocupaciones de seguridad en su primera visita papal a la nación. En su segundo día de la visita a Irak, el sumo pontífice católico se reunió con la principal autoridad religiosa chiíta del país. También visitó Ur, la llanura donde inicialmente vivió Abraham, una figura relevante para los cristianos, los musulmanes y los judíos.
El pontífice usó mascarilla durante todo el vuelo y la mantuvo para bajar las escaleras hasta la pista, donde fue recibido por dos niños, también con barbijo, vestidos con trajes tradicionales, pero las medidas sanitarias parecían más laxas en el interior del aeropuerto a pensar de la nueva ola de contagios en el país.
El ministro iraquí de Exteriores, Fuad Hussein, dijo que los iraquíes estaban ansiosos por recibir el “mensaje de paz y tolerancia” del pontífice, y describió su visita como un encuentro histórico entre el “minarete y las campanas”.
Reunión con el Ayatola
Una coexistencia pacífica entre las religiones. Ese fue el mensaje principal que dio el papa Francisco este sábado 6 de marzo en su segundo día de visita a Irak. Y es que el sumo pontífice del catolicismo se reunió durante 45 minutos con el ayatolá Ali Al-Sistani, una de las principales autoridades religiosas chiítas del país. Es la primera vez que dos líderes de ambas religiones se reúnen.
Al-Sistani dijo que las autoridades religiosas tienen un papel en la protección de los cristianos de Irak. “El liderazgo religioso y espiritual debe desempeñar un papel importante para poner fin a la tragedia (…) e instar a las partes, especialmente a las grandes potencias, a hacer prevalecer la sabiduría y el sentido y borrar el lenguaje de la guerra”, indicó su oficina en un comunicado tras la reunión.
El ayatolá agregó que los cristianos deben vivir en paz y disfrutar de los mismos derechos que los demás iraquíes. Francisco agradeció sus palabras y el hecho de que una de las figuras más poderosas del islam haya defendido a los perseguidos durante algunos de los momentos más violentos de la historia reciente de Irak.
El ayatolá es una de las figuras más poderosas del islam y sus fatuas (edictos religiosos) hicieron que muchos musulmanes se movilizasen en 2014 contra el Estado Islámico, con al creación de la Multitud Popular.
En enero de 2019, recuerda la agencia EFE, Ali al Sistani pidió investigar los “crímenes atroces” perpetrados por los yihadistas suníes contra algunas minorías de la sociedad iraquí.
Durante el encuentro, el papa agradeció al gran ayatolá “que levantase la voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando que lo sagrado es la importancia de la unidad del pueblo iraquí”.
También subrayó “la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando con respeto recíproco el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera comunidad”.
Con información de France 24, AP y BBC Mundo.