Este lunes 8 de marzo se registró internacionalmente el día mundial de las mujeres, fecha histórica que parte del 8 de marzo de 1908 de la lucha de las mujeres de la fábrica Cotton Textile de Nueva York por una jornada laboral de diez horas, descanso dominical, salario igual por jornada igual, que fue reprimida con el incendio de la fábrica y la muerte de 129 obreras. Las mujeres de la Internacional Socialista propusieron en medio de la revolución soviética, en febrero de 1917, reconocer en este día la lucha de las mujeres. En nuestro país, los gobiernos socialistas de Yucatán y Tabasco impulsaron la realización, en 1916, del primer congreso feminista en nuestro país con participación de 620 mujeres; demandaban la igualdad jurídica, la emancipación a los 21 años, el divorcio absoluto, trabajo en la administración pública y acceso a la educación normal y superior.
En México, las mujeres (64.5 millones) somos más de la mitad de la población total del país y el 38.8% de la población ocupada (20.7 millones) y recibimos, por lo general, un ingreso menor al de los hombres (entre el 12 y el 30% menor). Y, como en todo el mundo, el impacto de las crisis entreveradas sobre nosotras ha sido mucho mayor, en particular desde la pandemia que ha asolado a todos los países, de manera desigual, desde las primeras semanas del año pasado.
Como se ha señalado en un trabajo de un Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), los impactos más negativos se han acentuado sobre nosotras al mismo tiempo que nuestra participación ha sido mayor para enfrentar la crisis, tan sólo si observamos el trabajo de cuidado que nosotras realizamos con la doble y la triple jornada al atender en casa el trabajo del hogar, el cuidado de los enfermos y la enseñanza de los hijos.
En nuestro país, el horror del femenicidio ha sido parte de nuestra historia reciente, desde los años noventa cuando las madres de las jóvenes desaparecidas y asesinadas en ciudad Juárez elevaron su voz y marcharon día con día exigiendo justicia y buscando a sus hijas desaparecidas. La guerra siniestra en la que sumergió al país el asesino de Calderón abrió un paso mayor a los feminicidios. En 2008 se registraron 145, en 2012, 2 769 y 969 en 2020.
El 8 de marzo tenemos mucho que reflexionar y manifestar, de la violencia, la discriminación y el crimen del que hemos sido y somos objeto, a las luchas sociales, de hombres y mujeres, en las que participamos por otro mundo que es posible. Otro mundo es posible, sí, con nosotras, sin nosotras no hay transformación.