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¿Qué van a saber estos de Rodolfo Walsh? El triste escenario de los medios y el periodismo en México

Hace poco me topé con un documental de TeleSur, narrado por Paco Ignacio Taibo II, sobre la vida de Rodolfo Walsh; un argentino que brilló durante la segunda mitad del Siglo XX como el padre del periodismo literario en América Latina. Sus obras ‘Operación Masacre’ o ‘¿Quién mató a Rosendo?’ le dieron fama de pulcro escritor y periodista, pero también le valieron el ser perseguido por la dictadura militar antiperonista que dominaba su país; Walsh, denunciante de fusilamientos y desapariciones, terminó por ser también un acribillado y desaparecido en 1977.

Cada persona ha de tener sus modelos a seguir; en todos los campos del conocimiento, destacan figuras a las cuales uno sigue como para ver hasta donde puede llegar, como para no perder el rumbo; sin duda, cuando uno hace, o intenta hacer periodismo, Rodolfo Walsh es imprescindible. El tipo cubrió la Revolución Cubana; fue fundador de la agencia Prensa Latina, precisamente para combatir las falsas noticias que la Associated Press y la United Press divulgaban sobre el naciente régimen socialista en la Isla; a su vuelta a la Argentina, se ocultó lo más que pudo para denunciar las atrocidades del régimen hasta que fue capturado.

Hoy que uno mira a los medios de comunicación se pregunta: ¿qué van a saber estos de Rodolfo Walsh? El otro día que pudimos entrevistar a José Hernández, el monero de La Jornada, nos decía: “El presidente López Obrador no se enfrenta a periodistas haciendo periodismo, se enfrenta a medios de comunicación haciendo política”; esos a los que se refiere el caricaturista… ¿Qué van a saber de Walsh?

Con tristeza se puede afirmar que el espectro del periodismo y los medios de comunicación en México es tan pobre que nuestra discusión al respecto se ha reducido en últimos días a un sujeto con peluca y nariz de payaso que comenzó siendo comediante: ¿cómo Víctor Trujillo se convirtió en un líder de opinión que llegó a ostentar espacios noticiosos por las mañanas?, ¿cómo Esteban Arce, el que se dedicaba a decir vulgaridades en ‘El Calabozo’ junto con ‘El Burro’ Van Rankin, llegó también a tener su noticiero donde editorializaba cada pobre información que daba?

El reducto de los medios de comunicación en México es una fórmula asquerosa que se explica bajo las palabras de otro maestro, Ryszard Kapuscinski: “Cuando los empresarios se dieron cuenta de que la noticia era negocio, el buen periodismo ya era lo que menos importaba”, palabras más, palabras menos.

Hace poco también leí una novela llamada “El vendedor del silencio”, de Enrique Serna; en ella, se retrata la vida de Carlos Denegri, un periodista de la posrevolución y los tiempos del milagro mexicano, de esos comunicadores que se ponían al servicio del régimen para manipular la información al antojo de políticos, empresarios y todo aquel que pudiera pagar el precio de sus palabras; pasa el tiempo y qué poco han cambiado las cosas.

Antes por lo menos, como en el caso de Denegri, los líderes de opinión que usaba el régimen eran personas formadas en los medios de comunicación como reporteros, que de alguna forma destacaban por su elocuencia, talento o carisma; ya detectados, el poder político los inflaba en diarios, radio o televisión para manipular a lo que la Escuela de Chicago llama: la masa, es decir, nosotros.

Tiempo después, saltando toda regla, ya la cuestión es transformar al personaje famoso o carismático, sea a lo que sea que este se dedique, en una figura digna de confianza a la hora de informarnos; es un sinsentido que Víctor Trujillo, acusado de misógino en su personaje de Brozo, diga que no era él, que era un personaje, que él sólo es un actor: ¡decídete!, ¿qué eres: periodista, actor, payaso, propagandista?

La comunicación y la información noticiosa es algo tan cotidiano que al parecer cualquiera piensa que puede hacerlo, pero no es tan sencillo como parece, no si se pretende tener un poquito de respeto por la audiencia. Las redes, los medios de comunicación tradicionales, los canales de streaming se inundan de un montón de advenedizos que esconden una diversidad de intereses ajenos al del servicio social de informar lo más veraz posible… Uno termina triste de ver a tanta gente asegurando cosas que no son ciertas, que ni bien ha investigado o que le dijeron por ahí.

En Jalisco surgió un movimiento de youtubers que eran “reporteros” pero ahora quieren diputaciones: ya me explico ahora por qué cuando iban a las conferencias matutinas del presidente eran más importantes ellos y sus preguntas que las respuestas que les daban… Pero en fin, los de las redes, los de los medios empresariales, ese mar de personajes que aprovechan lo fácil que es ahora mediatizar un mensaje, qué van a saber de Rodolfo Walsh.

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