Los monumentos arqueológicos, paisajes naturales y ciudades históricas mayas, ubicadas en territorios que van desde la península de Yucatán, en nuestro país, hasta la totalidad de las geografías de Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice, son sitios que en los últimos años se han posicionado como atractivos turísticos de primer orden, sin embargo, esta visita masiva también tiene implicaciones para los propios contextos patrimoniales.
En el marco del seminario internacional “El Patrimonio Mundial y la civilización maya: Retos y alternativas”, enmarcado en “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron el tema “Protección del patrimonio y el turismo”, desde el caso de las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, en Yucatán, y Palenque, en Chiapas.
La visita pública de dichas zonas, expusieron, significa una importante derrama económica para las comunidades donde se ubican, en las que también genera numerosas fuentes de empleo; sin embargo, la llegada masiva de visitantes supone también un reto en lo relativo a los servicios de hospedaje, abasto hídrico y generación de desechos.
Como ejemplo, autoridades de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá citaron las cifras de visita que este sitio, inscrito en 1988 en la Lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), registró en 2019, previo al impacto de la contingencia derivada de la COVID-19 sobre el turismo global.
En dicho año, 2.6 millones de personas acudieron a la ciudad prehispánica, lo cual representó una demanda de visita que, en ocasiones, requirió la ampliación de horarios de atención desde las 6:00 hasta las 23:00 horas.
Asimismo, puntualizaron, a partir de que Chichén Itzá fue reconocido como Maravilla del Mundo Moderno, en 2007, el turismo se ha incrementado de forma exponencial, lo cual ha hecho necesaria la actualización de instrumentos como el Plan de Manejo del sitio arqueológico, actualmente en optimización.
Otra respuesta que vislumbran las autoridades de la zona patrimonial, es la futura reapertura de las secciones de monumentos conocidas como Chichén Viejo y Serie Inicial, en investigación desde 2018, las cuales ayudarían a despresurizar la afluencia en el área nuclear del emplazamiento.
También insistieron en la necesidad de que todos los actores involucrados en la visita de Chichén Itzá: guías de turistas, hoteleros, comerciantes y artesanos, entre otros, prioricen la difusión de la zona arqueológica no como una “Maravilla del Mundo”, sino como un Patrimonio Mundial que es único e irrepetible, valores que están íntimamente ligados a su preservación y a un correcto balance entre su disfrute y su capacidad de carga.
En una línea similar se pronunciaron autoridades de la Zona Arqueológica de Palenque, donde se han creado sinergias entre los tres órdenes de gobierno, junto con comerciantes, artesanos y las comunidades en general.
Indicaron que ante la contingencia de la COVID-19, se efectuó el cierre del sitio arqueológico por varios meses, lapso en el cual se hizo el rediseño del circuito de visita, mismo que se redujo a fin de salvaguardar aspectos como la sana distancia de los visitantes y la primacía de espacios ventilados. En la reciente reapertura de la zona arqueológica diversos actores se han sumado a la reactivación económica de la región, priorizando las recomendaciones establecidas por el INAH y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
El seminario internacional “El Patrimonio Mundial y la civilización maya: Retos y alternativas”, es organizado por el INAH, a través de su Dirección de Patrimonio Mundial; la oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); por el Instituto Regional del Patrimonio Mundial en Zacatecas; y autoridades culturales de Honduras, El Salvador y Guatemala.