La pandemia que azota a la humanidad entera desde hace más de un año ha mostrado no sólo la trascendencia histórica de esta pandemia que ha provocado severas crisis que se entrelazan y ponen de relieve el alcance de la crisis civilizatoria por la que atravesamos y en la que el neoliberalismo ha puesto en juego la vida de la humanidad, con el desmantelamiento de la salud pública y la mercantilización de la salud, de la vida.
Y ahora que los recursos públicos han contribuido de manera decisiva al descubrimiento de las vacunas contra el COVID-19, la rapiña de estos capitales, ahora financiarizados, y entremezclados en los grupos financieros especulativos como Black Rock, se exhibe en el rechazo a la liberación de las patentes, pues en gran medida medran y ganan, no solo con la enfermedad y el dolor ajenos; quieren asegurar sus ganancias que han crecido en el último año.
La industria farmacéutica internacional es una industria altamente monopolizada, las diez empresas más grandes monopolizan el mercando y tres de ellas son las más concentradoras con más altas ganancias en estos tiempos de pandemia: Pfizer, Johnson y Johnson, AstraZeneca. Otras conocidas son Bayer, Merck & Co., entre otras. Y han atravesado en los últimos años fusiones con empresas de transgénicos que las han vuelto más poderosas, tal es el caso de Bayer-Monsanto, Syngenta que resultó de la fusión de Novartis y AstraZeneca.
Sus ganancias son estratosféricas: en 2018 más de 500 000 mil millones de dólares. Silvia Riveiro ha denunciado que poco realizan de innovación y, como se sabe, gran parte de su investigación se financia con dinero público, es investigación pública. Y mucho de esas ganancias se deriva del rentismo tecnológico, de la apropiación del conocimiento público, so pretexto de la protección de la sacrosanta propiedad, en este caso la propiedad intelectual de sus patentes. También hay que recordar que intentaron bloquear en Sudáfrica la producción de genéricos para el Sida y se metieron a la producción de genéricos.
Pfyzer empresa de capital estadounidense y alemán, con más de siglo y medio de existencia, fundada en 1849, proceso de fusiones en el siglo XXI: con Warner-Lanbert en 2000, con Pharmacia en 2003 y con Wyeth en 2009. Espera facturar 15 000 millones de dólares por la vacuna en este año y en total alrededor de 60 000 millones de dólares.
AstraZeneca, inglesa, la quinta farmacéutica del mundo, opera en 100 países, fundada en 1913 por 400 médicos y farmacéuticos en Suecia, también historia de fusiones en los noventa. En el primer trimestre de este año duplicó sus ganancias alcanzando 3 200 millones de dólares.
Johnson & Johnson, estadounidense fundada en 1886, empresa número 37 en Fortune en 2018 con 230 filiales en 57 países. Fabricante de dispositivos médicos, productos farmacéuticos y de cuidado, como dice su publicidad, “una compañía familiar”. Reportó ganancias de 6 197 millones de dólares en el primer trimestre e ingresos por 22 321 millones de dólares.