El cambio climático es la crisis que define nuestra época, y el desplazamiento por desastres es una de las consecuencias más devastadoras del fenómeno. Poblaciones enteras están sufriendo los estragos del cambio climático; sin embargo, las personas en situación de vulnerabilidad en países frágiles y afectados por el conflicto suelen padecer afectaciones desproporcionadas.
Las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas se encuentran en el frente de la emergencia climática. Muchas de estas personas viven en zonas particularmente difíciles, donde no siempre cuentan con recursos que les permitan adaptarse a un entorno cada vez más hostil. El efecto dominó – en el que se suscita un desastre tras otro a raíz del cambio climático – está golpeando a las comunidades más pobres, las cuales no tienen oportunidad de recuperarse.
ACNUR ha estado brindando asistencia y protección a un gran número de personas refugiadas y desplazadas por los efectos del cambio climático. Además, las ayuda a ser resilientes en caso de futuros desastres.
Son muchos los efectos del cambio climático, los cuales pueden desencadenar el desplazamiento, hacer aún más difíciles las condiciones de vida, o bien, impedir que las personas desplazadas vuelvan a su lugar de origen. La escasez de recursos naturales – como el agua potable – va en aumento en muchas partes del mundo donde se ha dado acogida a las personas refugiadas. El ganado y los cultivos luchan por sobrevivir en lugares donde las condiciones se tornan cada vez más áridas, o bien, cada vez más frías y húmedas; esto pone en riesgo los medios de vida. En ese contexto, el cambio climático puede multiplicar las amenazas, exacerbar tensiones existentes y acrecentar posibles conflictos.
Cada año, más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su propio país debido a los peligros que causan la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos (como lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones o aumento del nivel del mar).
Muchas de estas personas deben cruzar fronteras en el contexto de desastres y cambio climático; además, en algunos casos, quizás requieran protección internacional. Por tanto, el derecho de los refugiados y de los derechos humanos juegan un papel importante en este sentido.
El Pacto Mundial sobre los Refugiados – ratificado por una avasallante mayoría en la Asamblea General de la ONU en 2018 – aborda esta inquietud. El pacto reconoce que “el clima, la degradación ambiental y los desastres naturales interactúan cada vez más con las causas detrás de los desplazamientos de refugiados”.