La diversidad sexual requiere ser aceptada y respetada por la sociedad, a fin de superar la marginación, violencia y machismo hacia determinados grupos y personas para que gocen plenamente de sus derechos. En este objetivo la enseñanza en el ámbito escolar tiene un papel importante para superar estereotipos, sesgos e invisibilizaciones.
En ocasión del Día Internacional del Orgullo LGBTI+, que se celebrará mañana, expertos de la UNAM, representantes de asociaciones civiles y activistas reflexionaron en torno a este tema en cuanto a su situación actual, avances, retos y perspectivas.
Durante la conferencia a distancia “El discurso normativo de la sexualidad y las infancias diversas. De lo ‘normal’ a lo diverso. Diversidad sexual, infancia y familia”, César Torres Cruz, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), de la UNAM, sostuvo:
Las infancias necesitan ejercer sus derechos humanos y es importante reconocer la dimensión sexual en sus vidas; “no hablamos aquí de prácticas sexuales, sino de cómo la sexualidad, en términos de una constitución que conlleva el género, se hace relevante para ellas”.
Debido a que las infancias están marcadas por la sexualidad, no hay que esperar el proceso bioquímico de la pubertad para hablar del tema. Género y sexualidad están presentes y hay que tratarlos, así como reconocer que el género es una construcción social, abundó el experto.
Educación y respeto
“Cuando hablamos de diversidad sexual hacemos referencia a todas las posibilidades de asumir, expresar y vivir la sexualidad, así como a asumir identidades, preferencias sexuales distintas en cada cultura y en cada persona, y esto lo tenemos que tener muy en cuenta”, afirmó Ana María Delgado León, presidenta de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología A.C. (FEMESS).
Durante el “Primer Conversatorio de la Semana de la Diversidad Sexual” celebrada en Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, Alma Reyna Aldana García, también integrante de FEMESS, precisó que la diversidad sexual son las llamadas orientaciones sexuales: heterosexual, bisexual, homosexual o lesbiana.
Otros tipos son los que acompañan a estas diversidades, aunque se considera también de la identidad transexual y travesti, así como de heterosexualidad no dominante, no machista y que hace cambios en las relaciones humanas.
En el evento, moderado por Virginia Hernández Caballero, curadora de la sala de Sexualidad de Universum, Ena Eréndira Niño Calixto, profesora del Programa de Sexualidad Humana (PROSEXHUM) de la Facultad de Psicología de la UNAM, consideró:
Hablar de diversidad en general implica variaciones dentro de un todo, de distintos aspectos que nos hacen a las personas humanas: raza, género, orientaciones sexuales.
“En el contexto cultural en el que estamos habría que mencionar que esta diversidad sexual obedece a un orden social que se le da al cuerpo sexuado, de tal modo que también se da un orden social a las identidades, que tiene el reconocimiento solo de un dimorfismo sexual, macho-hembra, y un binarismo cultural, agregó.
A su vez, Francisco Delfín Lara, también integrante de FEMESS, expuso que la vida en el planeta surgió cuatro mil millones de años atrás, y hace tres mil millones de años apareció el sexo; “es decir, pasaron mil millones de años para que apareciera el sexo, antes de eso todos los organismos eran iguales, pues la reproducción asexual hacía que todo mundo fuera igual”. La diversidad, además de ser natural, es indispensable, necesaria y respetable, aseveró el especialista.
Víctor Galicia Juárez, del Comité Humanitario de Esfuerzo Compartido Contra El Sida, con sede en Guadalajara, destacó en entrevista que para la comunidad LGBTI+ existen logros, como el derecho al matrimonio en algunas entidades, pero falta por avanzar en asuntos como la paternidad homosexual o los servicios para modificación corporal en hombres y mujeres trans. El Estado debe garantizar la vida digna, salud y servicios, para todas las diversidades.
Kenya Cytlaly Cuevas, directora de Casa de las Muñecas Tiresias, en la Ciudad de México, también expuso que como activista trans se ha enfrentado a diversas resistencias por defender derechos humanos: discriminación, violencia, invisibilidad por su identidad y expresión de género, y más tratándose de una trabajadora sexual.
Visibilizar el género
Los movimientos feministas refieren desde hace tiempo que en medios de comunicación públicos y oficiales, como libros de texto, revistas, etcétera, invisibilizan, segregan o discriminan a las mujeres y niñas, razón por lo cual demandan la eliminación de estereotipos e imágenes denigrantes, al igual que en el lenguaje, subrayó Perla Alicia Martín Laguerenne, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.
Expuso la especialista que hay quienes utilizan la arroba para referirse a ambos niñ@s; o escriben: les niñes, o lxs niñxs, o los y las alumnas. Estos recursos contravienen las reglas gráficas y morfológicas del español. Su abuso hace que los textos sean confusos, por lo que deben evitarse, recomendó la editora de publicaciones en el CRIM.
La lengua española ofrece múltiples opciones de escritura como el desdoblamiento (niños y niñas; hombres y mujeres; o ministras y ministros) pero también existen sustantivos comunes como persona, niñez o humanidad. Es decir, existen diferentes estrategias para visibilizar el género cuando es relevante para la comunicación, y también para evitarlo si no es necesario, precisó la académica.
Educación con perspectiva de género
El sistema escolar reproduce el sexismo y los estereotipos de género a través de un conjunto de mecanismos estructurales que se manifiestan en la currícula escolar, asignaturas, planes y programas de estudio, en la forma de concebir y habitar los espacios escolares y los códigos de conducta, entre otros aspectos, indicó Mónica Quijano Velasco, directora de Educación para la Igualdad, de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM.
Al participar en el ciclo de “Pláticas con Perspectiva de Género”, organizado por el Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales, con la charla “Incorporación de la perspectiva de género en los planes y programas de estudio”, advirtió:
Si no se incorpora la perspectiva de género en la construcción del conocimiento y en la enseñanza, se seguirán reproduciendo los estereotipos, sesgos e invisibilizaciones que, con frecuencia y de manera inconsciente, se replican en el aula.
Por su parte, Rubén Hernández Duarte, Responsable de la Dirección de Inclusión y Prácticas Comunitarias de la CIGU, indicó que durante el confinamiento por la pandemia se agudizaron las desigualdades; el aislamiento por la crisis social tuvo efectos e impactos diferenciados en las personas, como el cuidado de la familia, la división del trabajo y la forma como se distribuye el tiempo al empleo, por ejemplo.
En su exposición “Evaluación académica con perspectiva de género y enfoque de cuidados”, aseguró que el distanciamiento físico abrió una ventana a nuevas formas de reflexión sobre la evaluación académica con perspectiva de género en la Universidad.