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Plantean expertos revisar el papel de la OEA ante el actual contexto global

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es una respuesta a la crisis por la cual atraviesa la Organización de los Estados Americanos (OEA) y uno de los diversos esfuerzos de integración de los países de América Latina sin la participación de los Estados Unidos; se trata de un intento de contrabalancear los excesos de la hegemonía estadounidense. No obstante, cerrar de tajo la OEA sería riesgoso y costoso, alertaron especialistas.

En el conversatorio “¿La OEA o la CELAC? El futuro de la organización latinoamericana”, Virdzhiniya Petrova Georgieva, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), dijo que la OEA ya no se basa en el equilibrio político o de poderes en el cual fue creado. Se trata de una institución que se sostiene gracias a la hegemonía de la Unión Americana.

La experta recordó que a finales de la década de 1990 con George W. Bush, esa condición comenzó a flaquear. Después de 2008, con la crisis económica y financiera global, se registró otro golpe en ese sentido para Estados Unidos. Y es a partir de la década de 2010 que entró en crisis. El vecino del norte enfrenta el surgimiento de polos competidores de poder en el ámbito global, como China y Rusia, que comienzan a ejercer influencia en América Latina en los ámbitos económico y comercial, señaló.

Consideró que CELAC tiene “cero institucionalidad; jurídicamente es difícil pensar que una organización que sólo tiene cabeza, pero no cuerpo, puede enfrentar los problemas actuales”. Al mismo tiempo hay que reformar la Organización, que difícilmente puede desaparecer; para ello se necesitaría que todos los países se retiren. Así que seguramente las dos organizaciones seguirán coexistiendo.

En su intervención, Rocío Arroyo Belmonte, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, calificó a la Organización como una instancia de orden liberal que obedece a una estructuración donde EU tiene el liderato con una visión diferente al mundo multipolar en el que vivimos.

Más que un mecanismo de integración regional, es de conciliación de las relaciones intercontinentales. Eso es diferente a la visión de integración económica, ámbito considerado más por la CELAC, al menos en intenciones, precisó la experta.

En el contexto actual, subrayó, el posible abandono de la OEA significaría la vuelta al proteccionismo, el rearme regional o una gran vulnerabilidad de América Latina. Respecto al organismo es necesario analizar lo que hace falta cambiar, pero también de los beneficios que ha traído.

Julio Sau Aguayo, de la FES Acatlán, aseguró que es una imperiosa necesidad refundar la Organización porque se ha reconfigurado completamente el contexto internacional, y hay gran cantidad de problemas globales que se deben enfrentar, para los cuales no está preparado porque es un producto histórico, del periodo de la “guerra fría” que ya no existe.

Ahora surge una especie de “nueva guerra fría”, pero en términos económicos, entre China y EU, y América Latina es un lugar importante donde se desarrolla este enfrentamiento. La nueva realidad hace que esta instancia tenga poco sentido, mencionó.

En tanto, la CELAC no es una organización internacional ya que carece de una Secretaría General y de organismos permanentes, es un mecanismo de diálogo político. Sin embargo, se asesora con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Para Luis Lorenzo Córdova Arellano, de la Facultad de Derecho, la OEA no funciona; no es un organismo que solucione problemas. Desde un punto de vista realista va a ser difícil o imposible que desaparezca, así que va a coexistir con la Comunidad de Estados y gradualmente, si ésta mantiene su reactivación, las naciones latinoamericanas podrían transitar a un sistema propio, sin la tutela de EU.

La CELAC podría establecerse mediante una Asamblea General, al estilo de la ONU, que tenga la facultad de plantear resoluciones, así como organismos para la integración. Es el vehículo adecuado para encaminarnos a órganos supranacionales, respetando la soberanía de los estados, acotó.

Al hacer uso de la palabra, Pedro José Berzunza Castilla, de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán, manifestó que el impacto de la reducción financiera de la Organización se vería en las funciones de su Secretaría General, la limitación en la participación en foros regionales y la reducción de las misiones permanentes, entre otros aspectos.

El presupuesto es importante y si un país tiene mayores aportaciones, tendrá impacto en las decisiones del organismo, precisó el experto en la sesión moderada por Manuel Becerra Ramírez, del IIJ, y por Juan Manuel Portilla Gómez, de la FES Acatlán.

De la Universidad Panamericana Ciudad de México, Luis Peraza Parga opinó que la OEA es una Organización de las Naciones Unidas en pequeño, que “debe estar ahí”. Ha creado un buen sistema de protección de los derechos humanos; tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como la Corte Interamericana en la materia, han tenido un trabajo excepcional. También es rescatable el sistema de observancia electoral.

En el tema de la integración, México debe “seguir mirando hacia arriba”, al vecino del norte, y continuar como puente entre EU y Canadá, y el resto de América. “Se necesitan nuevos dirigentes que quieran sacar a la mayor porción de la población de la pobreza y avanzar. La OEA es rescatable, mientras que la CELAC es un conjunto de intenciones políticas”, opinó.

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