Las fundaciones, supuestas organizaciones de la sociedad civil, de asistencia pública, organizaciones no gubernamentales, supuestamente sin fines de lucro, son creadas para apoyar actividades sociales como educación, salud, arte, cultura o religión, cuyos recursos provienen, generalmente, de grandes empresarios y empresas, y pueden, con ello, evadir impuestos. Lo que nos permite decir que las fundaciones hacen caridad con sombrero ajeno. Además, muchas de las donaciones de las fundaciones van a las Organizaciones no gubernamentales, la ONGs. También hay fundaciones comunitarias y fundaciones públicas.
Ejemplo de ello son, en Estados Unidos, la Fundación Rockefeller constituida en 1913, la Fundación comunitaria de Cleveland en 1914 y la Fundación Ford en 1936, entre las más antiguas, y la Fundación Bill&Melinda Gates fundada en 1994; en México se encuentran, entre otras, las empresariales como la Fundación Carlos Slim, la Fundación Azteca, la de FEMSA, la del Grupo México y la Fundación Dondé, la más antigua con más de un siglo; existen otras fundaciones en temas de saludad como la Fundación contra el cáncer, y podríamos considerar a la Fundación UNAM como una fundación comunitaria o pública, a la que contribuyen muchos académicos.
El dinero destinado a las fundaciones empresariales se registra en las declaraciones fiscales y con ello se deducen impuestos. Considerables en el caso de los grandes grupos. Es por ello que en la discusión sobre el tema de la deducibilidad impositiva por las donaciones suscitada en la aprobación de la Ley de Ingresos, fue un tema público por unos días. Raquel Buenrostro, directora del SAT, declaró que siete personas de una misma familia hacían deducciones hasta por 350 millones de pesos por recursos que destinaban a sus propias fundaciones.
Y hay que tener presente a “Mexicanos contra la corrupción”, asociación civil sin fines de lucro, fundada en 2015, y encabezada por Claudio X Gonzáles, que fue estandarte contra los maestros a través de la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto, que recibe dinero del Departamento de Estado de los Estados Unidos y financiada por destacados hombres del Consejo Mexicano de Negocios, la organización cúpula de los más ricos empresarios de México. Y en los últimos meses encabeza la iniciativa “Sí por México” para aglutinar a los partidos minoritarios opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que en los últimos días nos amenaza con crear una lista fascistoide de los 30 millones de mexicanos que votamos por AMLO.