Este viernes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador encabezó la sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York. Con un tono contundente y claro en su discurso, el mandatario aseguró que “es necesario que el más relevante organismo de la comunidad internacional despierte de su letargo y salga de la rutina, del formalismo; que se reforme y que se denuncie y combata la corrupción en el mundo; que luche contra la desigualdad y el malestar social que cunden en el planeta”.
En ese sentido, López Obrador sostuvo que nunca en la historia de la ONU, “se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres”, sin embargo, aseguró que “nunca es tarde para hacer justicia. Hoy es tiempo de actuar contra la marginación atendiendo las causas y no sólo las consecuencias”.
El presidente también adelantó que México propondrá a la Asamblea General de la ONU un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar que se podría ser financiado con un fondo proveniente de tres fuentes: 1) El cobro de una contribución voluntaria anual del 4% de su fortuna a las mil personas más ricas del planeta; 2) Una aportación con el mismo esquema, proveniente de las 100 corporaciones más importantes por su valor en el mercado mundial y 3) La contribución del 0.2% del PIB de cada uno de los países integrantes del Grupo de los 20 (G20).
Con ello, agregó López Obrador, se contarían con fondos anuales de un billón de dólares para garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios. Afirmó que, tal como lo lleva a cabo México, los recursos deben de llegar de forma directa, sin intermediación alguna, a través de tarjetas personalizadas que puedan ser diseñadas por el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional; al tiempo que, sostuvo, que se puede hacer un censo de los más pobres del mundo.
“No creo que alguno de los miembros permanentes se oponga a nuestra propuesta, pues no se refiere a armas nucleares, ni invasiones, ni pone en riesgo la seguridad de ningún Estado”, aseveró el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.
Desde el inicio de su discurso, el presidente de México afirmó que no hablaría de seguridad como sinónimo de poderío militar, sino como un derecho a una vida libre de temores y miserias, “que sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las naciones”. Asimismo, señaló que el principal obstáculo para el ejercicio de ese derecho es la corrupción en todas sus expresiones, a saber: los poderes trasnacionales, la opulencia y la frivolidad como forma de vida de las élites, el modelo neoliberal que alienta el saqueo de los recursos naturales y los bienes de los pueblos.
“Es corrupción que se castigue a quienes no tienen con qué comprar su inocencia y protejan a grandes corporaciones, es corrupción la impunidad de quienes solapan y esconden fondos ilícitos en paraísos fiscales y la usura que practican accionistas y administradores de los fondos buitres”.
El presidente de la República manifestó que es hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones, “es insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la migración, y de graves conflictos sociales. Estamos en decadencia porque nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el influyentismo y a costa del dolor de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño, adulterando las leyes para validar lo inmoral”.
En cuanto al tema de las vacunas, el presidente mexicano expresó que la distribución de las vacunas es una muestra clara de corrupción y desigualdad, pues mientras las farmacéuticas privadas han vendido el 94% de las vacunas, el mecanismo COVAX de la ONU apenas ha distribuido el 6%.
“Es un doloroso y rotundo fracaso”, calificó López Obrador y agregó que “este dato debe llevarnos a emitir lo evidente, la generosidad está siendo desplazada por la ambición, el espíritu de cooperación pierde terreno ante el afán de lucro y nos movemos de la civilización a la barbarie”.
Finalmente, el titular del Ejecutivo Federal afirmó que México ha desplegado la fórmula de desterrar la corrupción bajo el criterio de “primero los pobres”, que implica asumir que la paz es fruto de la justicia y que ningún país es viable si se incrementa la marginación y la miseria, por lo que la solución de fondo es acabar con el desempleo, incorporar a jóvenes al trabajo y al estudio, evitar la desintegración familiar, la descomposición social y la pérdida de valores morales, espirituales”.