Proteger seriamente al medio ambiente, transitar de los combustibles fósiles a las energías renovables, invertir en ciencia básica y aplicada, así como avanzar en la adaptación a las transformaciones que produce el cambio climático, son políticas públicas que debe implementar el país para afrontar un problema global, con importantes repercusiones en la escala local, alertaron investigadores de la UNAM.
Un escenario de inacción puede reducir drásticamente la capacidad de producción agrícola en nuestra nación, con diminución en los rendimientos de cinco a 20 por ciento en las próximas dos décadas, y llegar hasta el 80 por ciento a finales de siglo para algunos cultivos y estados, anticipó el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), Francisco Estrada Porrúa.
El también investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICACC) de la UNAM, refirió que los riesgos por inundaciones en el territorio nacional son elevados y se incrementarían de manera sustancial, advirtió.
“Actualmente, el daño anual esperado en México por inundaciones fluviales es de siete mil millones de dólares y por inundaciones costeras es de 130 millones de dólares. Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí tendrán los mayores niveles de riesgo por inundación fluvial, así como el centro del país”, comentó.
Durante la conferencia de medios, efectuada a distancia “Conclusiones y acuerdos de la COP 26, ¿Qué sigue para erradicar el cambio climático?”, la investigadora del Instituto de Ingeniería (II), Ruth Cerezo Mota, consideró que la reunión de Glasgow tuvo aspectos positivos y negativos, como avances en el libro de reglas del Acuerdo de París que no se habían logrado en eventos anteriores, aunque limitaciones en la mitigación y el Mecanismo de Pérdidas y Daños, que es la reparación por parte de los países que históricamente contaminan más hacia las naciones que menos lo han hecho.
Cerezo Mota recordó que se apoyaron las pláticas sobre deforestación y al medio ambiente, firmadas por 103 países, de ahí que se esperan mejoras en este sector.
La especialista reconoció que aún en los acuerdos prevalecen las acciones voluntarias y no obligatorias, lo que podría afectar su cumplimiento.
Entre los acuerdos positivos destacó dos: la quema de carbón en el mundo, respecto a la cual la COP 26 se comprometió a disminuir gradualmente el uso de ese combustible fósil y a reducir el consumo de metano en un 30 por ciento para 2050.
“No hubo avances respecto a la mitigación, se quedaron muy cortos y al final las negociaciones fueron muy fuertes. Es parte de la justicia climática, la deuda que tienen ciertos países en términos de contaminación”, resaltó.
Estrada Porrúa insistió en que las afectaciones de este fenómeno para nuestro país son numerosas. No es un problema agudo, pero sí duradero y creciente; vamos a tener daños importantes en la capacidad agrícola, la posibilidad de que nuevas enfermedades aparezcan, por medio de la zoonosis, que los padecimientos por vector (que se transmiten por mosquitos) lleguen a lugares donde antes no estaban, y tendremos un problema grave en la productividad laboral al superar ciertos niveles de calentamiento, detalló.
El experto destacó el trabajo de la UNAM respecto a este tema, en donde el PINCC ofrece software de acceso gratuito para generar modelos y escenarios futuros de cambio climático, lo que contribuye a generar conocimiento y conciencia del problema. Se pueden consultar en el sitio: https://www.pincc.unam.mx