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Argentina en las garras del FMI y la defensa de la soberanía eléctrica en México

Argentina no lograr superar la terrible situación en la que la hundió el neoliberalismo extremo del gobierno de Macri ni la trampa en la que la enredó con el último préstamo del FMI por 45 500 millones de dólares, dólares que así como entran salen del país en la conocida y repudiada “bicicleta financiera” realizada por la vieja oligarquía. En la enésima renegociación de la deuda, con eje en las conocidas y mal llamadas reformas estructurales y en el control de la inflación, se acordó, previo pago de 1100 millones de dólares, “un préstamo de facilidades extendidas” con diez años de duración, a liquidar en 2031.

Este acuerdo con el FMI está a debate en el congreso y tiene un fuerte y amplio rechazo popular. Recordemos la masiva manifestación del 11 de diciembre pasado. Argentina creció 7.5% en 2021 después de la recesión del 10% el año anterior que se sumaba a las recesiones de 2018 y 2019 del orden del 2%. Para este año se estima por diversos organismos internacionales un crecimiento entre el 2.6 y 3 por ciento.

La inflación, casi endémica, en ese país, pasó de 25.7% en 2017 a casi el doble el año pasado, cerca del 50%, y, con ello, la devaluación del tipo de cambio. A principios de 2016 un dólar valía diez pesos, en octubre de 2020 la cotización oficial era de 82 pesos y en el mercado paralelo, el llamado blue, de 167; en noviembre de 2021 se cotizaba a 197.5. Hoy. 3 de febrero, el tipo de cambio oficial del dólar es de 93 pesos y el blue se cotiza a 153 pesos.

El impacto en las condiciones de vida del pueblo argentino es dramático, la pérdida del poder adquisitivo de un salario cada vez más raquítico, la precariedad creciente en las condiciones de trabajo y, con ello, un incremento de la pobreza que ya alcanza a la mitad de la población, en un país que tenía uno de los salarios más altos de los países de Nuestra América por la gran tradición de organización y lucha de sus trabajadores.

 

México en el rescate de la rectoría del Estado en el sector eléctrico

El debate público se multiplica por el rescate de la rectoría del Estado en el sector eléctrico. La información pública da cuenta del atraco a la nación en el que se convirtió la mal llamada reforma energética de Peña Nieto, de la destrucción del proceso integral que realizaba la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la generación a la distribución a los hogares. Impedía que la CFE utilizara toda su capacidad para dar paso a la generación privada a la que pagaba, generara o no generara, millonarios recursos; abrió camino para su destrucción y reducción a una simbólica empresa generadora; y no sólo privatizó el sector, lo desnacionalizó al entregar a empresas extranjeras parte sustancial de la generación y la distribución a las grandes empresas y, vía fraudes, a las tiendas Oxxo de FEMSA y, probablemente a las tiendas de raya de Electra ya que su dueño, Ricardo Salinas Pliego el tercer oligarca del país, con TV Azteca y el Banco Azteca, ha entrado también en el rechazo a la reforma eléctrica, después de cuestionar el año pasado el sistema de pensiones de los trabajadores del sector público y de negarse ahora a pagar impuestos amenazando con ir a instancias internacionales.

Por último, pero no menos importante, en la reforma eléctrica se encuentra la visión soberana del Litio, mineral estratégico en el desarrollo tecnológico en curso, que rescata para la nación este mineral y hoy se anuncia la creación de una empresa nacional para su explotación.

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