Nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, da una lección de dignidad al imperialismo estadounidense, al anunciar que no participaría personalmente en la IX Cumbre de las Américas convocada por Joe Biden, si son excluidos los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La primera cumbre, se realizó en 1967; Clinton convocó a la primera cumbre contemporánea convocada en diciembre de 1994, para buscar el crecimiento y la prosperidad en las Américas sobre la base de “valores democráticos comunes” y la promesa de aumentar el comercio para mejorar calidad de vida y preservar los recursos naturales para generaciones futuras.
Una reunión extraordinaria se realizó en México, en Monterrey, 12-13 de enero de 2004, donde Fox invitó a Fidel Castro diciéndole el “comes y te vas”,
Fue memorable la IV cumbre en noviembre de 2005 en Mar de Plata,
Argentina, siendo el anfitrión el presidente Néstor Kichner, por la intervención de Chávez que mandó a la propuesta de libre comercio en las Américas, al ALCA al carajo.
La VI cumbre de 2012, en Colombia, no contó con la participación de Ecuador, Rafel Correa, ni de Nicaragua, Daniel Ortega, por la no invitación a Cuba.
En 2015, la VII cumbre en Panamá, participó Cuba, con la presencia de Raúl Castro y Obama que tuvieron un encuentro histórico anunciando abrir paso hacia la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
En la VIII cumbre, abril de 2018 en Perú, también participó Cuba.
Ahora, a la IX cumbre que se realizará el próximo junio en Los Ángeles, Estados Unidos, el gobierno de Joe Biden no invita a Cuba, ni a Venezuela ni a Nicaragua, pues Estados Unidos, sin morderse la lengua y después de sus problemáticas elecciones en 2020, se arroja el derecho de decir quién es y quién no es democrático.
AMLO llama a la unidad del continente y propone que en esa cumbre deben participar todos los países; de no ser así, repetimos, él no asistiría y participaría el secretario de Relaciones Exteriores. En el mismo sentido se ha manifestado el presidente de Bolivia, Luis Arce.
Esta digna posición de nuestro presidente muestra su democrático liderazgo en Nuestra América que se mostró en la última reunión de la CELAC que, presidida, por nuestro gobierno se realizó en México. También muestra por que AMLO mantiene su reconocimiento como el segundo presidente de mayor aprobación en el mundo.