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Gustavo Petro en la ONU: un llamado a la humanidad

“Vengo de uno de los tres países más bellos de la tierra”, de la selva y de los ríos, de la más rica biodiversidad, “vengo de la tierra de las mariposas amarillas y de la magia”, de la tierra del General Buendía, de los Cien años de soledad, nos dijo al mundo Gustavo Petro, presidente de Colombia el pasado martes 19 de septiembre en la ONU.

El discurso de Petro fue un llamamiento para salvar la vida y una denuncia y una condena a los fariseos imperialistas que claman contra su país, contra los pueblos de Nuestra América por el plantío y la fabricación de drogas, ocultando su responsabilidad, sus problemas sociales internos y su acción militarista en el mundo. Denunció la responsabilidad de los que rompen el encanto de su tierra con el terror de su fuerza, de los que declaran la guerra a la selva, a sus plantas, a sus gentes, “Mientras dejan quemar las selvas, mientras hipócritas persiguen las plantas con venenos para ocultar los desastres de su propia sociedad, nos piden más y más carbón, más y más petróleo, para calmar la otra adicción: la del consumo, la del poder, la del dinero.” Y demandó “desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas”, supuesta guerra contra las drogas declarada en nuestro país por el espurio Calderón que sumió a nuestro país en un baño de sangre que no se acaba mientras convivía con el narco poder encabezado por su secretario de seguridad. García Luna, preso hoy en Estados Unidos. El presidente colombiano afirma: “Nada más hipócrita que el discurso para salvar la Selva.” Algo resuena en nuestros oídos en los ataques mediáticos contra el tren maya.

El presidente Gustavo Petro afirma: “La guerra contra las drogas ha fracasado. La lucha contra la crisis climática ha fracasado. Han aumentado los consumos mortales, de drogas suaves han pasado a las más duras, se ha producido un genocidio en mi continente y en mi país, han condenado a las cárceles a millones de personas, para ocultar sus propias culpas sociales le han echado la culpa a la Selva y sus plantas. Han llenado de sin razón los discursos y las políticas. […] cuando había que alejarse cuanto antes del carbón y del petróleo se inventaron una guerra y otra y otra. Invadieron Ucrania, pero también Irak, y Libia y Siria. Invadieron en nombre del petróleo y del gas […] Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas.” Y termina “Sin paz con el planeta, no habrá paz entre las naciones. Sin justicia social, no hay paz social.”

 

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