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El picón y sus interconexiones. Apuntes sobre las relaciones de un alimento ritual con otros elementos del sistema cultural

Amara Arcadia Castillo Gómez

Calabaza Pipiyán o pipián se conoce en la Huasteca a la Cucurbita argyrosperma, pero también a  una pasta formada por las semillas de esta calabaza que se cultiva en la milpa y con la que se elaboran platillos en esta región. Durante los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre, podemos ver en los mercados de las localidades un maravilloso paisaje vegetal de calabazas. Las calabazas de pipián, simplemente llamadas pipiyán, se observan de diversos tamaños y formas. Aquéllos que tienen milpa garantizan su propia provisión para el Xantolo. Y es que, en algunas poblaciones de la Huasteca veracruzana, la recordación y ofrenda a los muertos, nuestros antepasados lejanos y cercanos en el tiempo, comienza justo con la cosecha del elote que se marca ritualmente el 8 de septiembre (día de la Natividad de la Santísima Virgen o la Virgen de la Natividad), o el 21 de septiembre (día de San Mateo), se vuelve a ofrendar el 29 de septiembre (día de San Miguel Arcángel), y continúa el 18 de octubre (día de San Lucas y ofrenda a los muertos que murieron en una muerte violenta, se ahogaron, etc.). Así, se vuelve a repetir el ritual el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. En algunas localidades se vuelve a ofrendar a los ocho días después del llamado Día de los Muertos ( a este ritual se le llama Ochavario), y se cierra el ciclo el 30 de noviembre, día de San Andrés. La primera ceremonia del Xantolo se llama Elotlamaliniztli o para otras comunidades, El baile de los elotes.

El pipiyán hace su aparición en vísperas del otoño y se usa en alimentos rituales en varias de estas ofrendas:

-Picón
-Tamales de pipiyán con camarón
-Enchiladas de pipiyán

Para cualquier platillo es necesario realizar el proceso de rascado de la calabaza. Al abrirla se rasca el contenido fibroso y se extrae, al igual que las semillas. Generalmente la fibra se cocina y las semillas se separan para secarlas al sol. En el caso de los tamales, el contenido fibroso es cocinado y mezclado con el camarón. semillas ya listas se suelen tostar y moler en el metate o molino de mano y con ella se hace una pasta de la que se extrae el aceite, o bien se deja como pasta y se usa para hacer las llamadas empipianadas que se colocan en los altares cuando al difunto también le gustaban.

Otro de los platillos que se ofrecen en ofrendas es el picón, un caldo de pollo al que se le agrega el aceite de la semilla de pipiyán. En el caso que yo he estudiado, se sirve en la ofrenda del 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel, que es la segunda o tercera ofrenda, según sea el caso.

¿Por qué es tan importante el papel de las calabazas en la comida ritual, principalmente en los días de recordación de los muertos o en los funerales? Las cucurbitáceas aparecen en rituales asociados a los muertos en algunas áreas donde he trabajado, pero esto también sucedía en la época prehispánica.

Por ejemplo, en Chiconcuac de Juárez, en el Valle de Texcoco, se coloca un chilacayote (tzilacayotli) al pie del difunto tendido. Considero, como lo he revisado en otro trabajo, que las calabazas están asociadas con la matriz de la tierra, de donde salimos y hacia donde vamos cuando morimos, se vincula al inframundo y por ende al ciclo infinito de la vida y la muerte. De hecho, nos dice Tomás Jalpa Flores que el tzilacayotli por su color verde y su aspecto de redondez perfecta se enlazaba con el chalchiutl en los ritos funerarios para recuperar el tonalli y el ihiyotl y dispersar los malos humores. El color verde en el caso del pipiyán con semillas que también son verdes, parece coincidir con el significado que él le atribuye al tzilacayotl, pero que yo amplío: matriz de la tierra (inframundo), regeneración y continuidad del ciclo de la vida y la muerte.

Las cucurbitáceas tienen un origen americano, algunos estudiosos ubican su domesticación en México, mientras que otros mencionan al área andina. Sin embargo, es a través de la invención de la milpa por parte de nuestros antepasados que esta especie se hermanó con el maíz, el frijol, el tomate y el chile.

Investigadores hablan de la triada mesoamericana que se reproduce en la milpa: maíz, frijol y calabaza, pero debemos decir que la milpa es un microsistema que reproduce diversidad biológica y perpetúa las relaciones comunitaria, además pone en marcha continua la profunda significación que representan dentro de su cosmovisión.

Cada una de las calabazas sembradas aseguran la reproducción biológica de la especie, pues poseen un enorme valor nutrimental y, al mismo tiempo, las cucurbitáceas aluden a una significación simbólica que nos invita a reflexionar sobre la reproducción de la vida, la relación inevitable con la muerte y nuestro profundo vínculo con la naturaleza y el cosmos entero.

Se pueden consultar estos textos:

Jalpa Flores, Tomás, “El chalchihuitl y el tzilacayotli: la esencia humana”, en Dimensión Antropológica, Año 21, vol. 60, enero-abril, 2014, pp. 7-36. Disponible en: http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=11902ç

Castillo   Gómez, Amaranta Arcadia, El picón y sus interconexiones. Apuntes sobre las relaciones de un alimento ritual con otros elementos del sistema cultural, en: Itinerarios: revista de estudios lingüisticos, literarios, históricos y antropológicos, Nº. 12, 2011, págs. 81-103

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