Los avances que habíamos registrado en Nuestra América de los gobiernos democrático-populares y nacionalistas, al inicio de este año 2022 que termina, nos abrieron esperanzas para recuperar nuestra soberanía y superar los lastres del neoliberalismo que arrastraban profundas desigualdades, la destrucción de las instituciones públicas de salud y educación, deuda y corrupción que más allá representaban la descomposición del Estado y una violencia y criminalización sin límites, tanto pública como de la delincuencia organizada, y en donde el feminicidio, la desaparición de miles de personas y, en general, la violación de los derechos humanos en medio de una grave precarización del trabajo y de las condiciones de vida de la mayoría de la población marcaba la situación social de nuestros países.
En Honduras Xioamara Castro en Honduras desde el 27 de enero de 2022, en Perú Pedro Castillo desde el 28 de julio de 2021, Gustavo Petro en Colombia desde 7 de agosto de 222, Alberto Fernández de Argentina desde el 10 de diciembre de 2019, Luis Arce en Bolivia el 8 de noviembre de 2020, Gabriel Boric en Chile el 11 de marzo de 2022, México con Andrés Manuel López Obrador electo el 1 de julio de 2018, Cuba con Miguel Díaz Canel y en Venezuela Nicolás Maduro.
Frente a estos avances la oligarquía y el imperialismo no se quedaron cruzados de brazos y reforzaron su ofensiva con la nueva modalidad de una guerra híbrida que incluye múltiples formas (de la mediática en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales a la financiera y la guerra judicial, sin dejar de lado la ofensiva militar, la invasión). En las primeras dos décadas de este siglo XXI, se registró el tradicional intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2022, y en los años siguientes las diversas modalidades del golpe blando y el lowfare contra Rafael Correa en Ecuador, Fernando Lugo en Paraguay, Manuel Celaya en Honduras, la destitución de Dilma Rouseff en Brasil, el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia. El bloqueo contra Cuba adquirió medidas extremas en medio de la pandemia y en Venezuela se bloquearon recursos financieros internacionales de su gobierno y se llegó al intento de invasión. Y en México ha estado presente a lo largo del gobierno de AMLO la guerra de los amparos.
Ahora, en este diciembre, el último mes del año en Argentina se intensifica la actividad destructiva, fascistoide contra Cristina Fernández de Kirchner con un intento de magnicidio y ahora con una extrema guerra judicial que la condena a la cárcel y la inhabilita para ser funcionaria pública. Y en Perú se registra ayer, 7 de diciembre, un golpe de Estado contra Pedro Castillo, presidente de Perú.