A poco más de un año de las próximas elecciones presidenciales en nuestro país (15 meses para el 2 de junio de 2024), en la gran concentración en el zócalo capitalino, el corazón de México, que reunió a más de 500 000 personas, el 18 de marzo pasado, en la conmemoración del aniversario número ochenta y cinco de la expropiación petrolera, AMLO planteó el desafío de la 4T en la sucesión presidencial y, en lo inmediato, en la selección de Morena de su candidato en unos meses.
Reafirmar principios, trabajar con el apoyo de la mayoría del pueblo: con el pueblo todo, sin el pueblo nada. El rotundo rechazo a que una minoría, élite privilegiada, vuelva a imponerse sobre los intereses mayoritarios; no “a las medias tintas”, no a la derecha disfrazada de centrismo, no al coqueteo con prensa ni con intelectuales orgánicos del poder económico y del caduco poder político derrotado en 2018, ni con remanentes enquistados en los supuestos órganos autónomos son las firmes convicciones de nuestro Presidente.
Recordó las condiciones de la sucesión del general Lázaro Cárdenas, las condiciones internacionales y las nacionales, considerando que fueron estas últimas las que determinaron la elección de Ávila Camacho y no la del general Francisco J. Múgica, a pesar de que se temía el riesgo de una nueva invasión estadounidense. Hoy, las condiciones políticas, nacionales e internacionales son otras.
Ya hemos señalado que Estados Unidos en el declive histórico de su hegemonía en medio de una descomposición de su caduco régimen político está sumergido ahora en la enésima guerra en la que sus grandes capitales (el complejo militar-petrolero-industrial) multiplican sus ganancias, sin que el triunfo o una salida negociada en esa guerra híbrida Rusia-OTAN-Ucrania se advierta a corto plazo. Sin embargo, el imperialismo estadounidense no deja de utilizar todos los medios para mantener su dominio sobre Nuestra América y, en particular sobre nuestro país. Ya con la excusa del fentanilo que se consume dramáticamente en su país y ha ocasionado decenas de miles de muertes, o ya con el pretexto del asesinato de algunos de sus habitantes en una o dos entidades de México clama su extrema derecha vociferando por sus diputados o senadores en el capitolio por una invasión militar a nuestro país; o pretende atacar nuestra soberanía, que rechaza el empleo del glifosato en la agricultura en nuestro país, a través de páneles de controverias
El pueblo, que sabe de historia, dijo, dice no al sometimiento a los Estados Unidos.
Dra. Josefina Morales