Una multitud de alrededor de 3 mil pobladores de los municipios de Mochitlán y Quechultenango, así como de la comunidad de Petaquillas, en Chilpancingo, Guerrero, protagonizaron una violenta irrupción que obligó a retroceder a los elementos de la Guardia Nacional y la Policía Estatal.
Los protestantes tomaron un vehículo de la policía estatal conocido como “rino” y lo utilizaron para avanzar por la ciudad.
Llegaron frente al edificio del Palacio de Gobierno, donde rompieron las rejas y causaron daños también en el edificio del Congreso.
Cabe destacar que los manifestantes han impedido el paso a los medios de comunicación, por lo que no se ha podido determinar con precisión la magnitud de los daños en ambas sedes.
La gobernadora del estado, Evelyn Salgado, se pronunció a favor del diálogo con los manifestantes como parte de su “política de diálogo y no represión”.
Por su parte la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, aseguró que no renunciará a su cargo a pesar de la crisis de violencia que atraviesa la ciudad y de las imágenes y grabaciones en las que se le muestra en una reunión con un supuesto líder de la organización criminal Los Ardillos.
Con información de El Universal