Qué tiempos Señor Don Simón, cuando los medios hacían su trabajo de buscar la nota, generar credibilidad y, sobre todo, informar a la ciudadanía de todo suceso de manera oportuna y profesional, desde el locutor de radio hasta el reportero de prensa. Todos, sin excepción, competían por la escucha y lectura de sus notas; si bien esta es la esencia de un medio, en qué momento esto se desvirtuó. Será el mundo digital y la accesibilidad a la información que no permite a un medio hacer lo propio.
No se trata de siempre hablar bien o siempre hablar mal, hoy lo que no existe es objetividad ni una información equilibrada; los medios se han vuelto sicarios a merced del mejor postor para desinformar, desacreditar, agredir y desprestigiar tanto a figuras públicas como instituciones.
Ante una evidente falta de regulación en los medios y la ya desgastada “libertad de expresión” por cierto, un derecho indiscutible, estamos viviendo un “libertinaje de expresión” y no solo es responsabilidad de los medios, esto es apoyado por audiencias ávidas de “tener información” para discutir sin razón y con gran fervor por causas y personajes políticos. En este contexto, se hace evidente la necesidad de pertenecer a un bando o a otro; sin embargo, el sentido de pertenencia va más allá de un color, partido y posición social, se trata de lo que somos y buscamos como individuos.
Los medios en su minoría sobrevivirán a los cambios, quizás solo ajusten sus tarifas para ir por consigna tras un personaje o una institución, otros medios nacerán y desaparecerán habiendo vivido de dadivas emocionales. Las audiencias, por el contrario, debemos generar conciencia y somos los que verdaderamente tenemos el poder de hacer cambios, reconozcamos que una sociedad informada y organizada es y será siempre la diferencia hacia una evolución positiva.
Y aquí la pregunta que queda en el aire es ¿qué posición tomará el nuevo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum en su relación con los medios de comunicación?
D. Flores