En un año de mandato, Donald Trump se ha consagrado como el presidente anti-prensa. Amparado durante su llegada al Despacho Oval por Steve Bannon, ex Consejero de la Casa Blanca y quien fungió como director del medio ultraderechista Breitbart News, el presidente ha lanzado consuetudinariamente afrentas contra The New York Times, The Washington Post y, en especial, contra la agencia internacional CNN. Mientras tanto, el mandatario apoya medios conservadores como Fox News (de donde proviene su más reciente colaborador, Bill Shine) o empresas de telecomunicaciones como Sinclair Broadcast Group.

Usando Twitter como trinchera, Trump ha dicho que estos medios son “el enemigo del pueblo”, “la prensa falsa” o “ la prensa peligrosa y enferma”. Incluso ha promovido la violencia contra ellos (el 2 de julio de 2017 publicó un video editado en donde golpea el logo de CNN junto a un cuadrilátero de la WWE), amén que ha desmentido cada uno de los contenidos que, bajo su óptica, no lo benefician. Respecto a esto, también ha acusado a Google, YouTube, Twitter y Facebook de bloquear los contenidos conservadores y las noticias positivas sobre su gobierno.

“Los resultados de búsqueda de noticias sobre Trump muestran sólo los puntos de vista e informaciones de los medios de noticias falsas. En otras palabras, lo tienen MANIPULADO, para mí y otros, de modo que casi todas las historias y noticias son malas”, escribió Trump.

Dentro de esta relación insana el perjudicado siempre es Trump. Carente de credibilidad, fustigado por los medios más importantes de Estados Unidos, su equipo de prensa y comunicación encabezado por Sarah Huckabee Sanders ha tenido que dar la cara en más de una ocasión, exhortando a los reporteros (quienes además han padecido su despotismo, como en la represión contra Jorge Ramos durante una rueda de prensa o la ocasión en que vetó la entrada a una reportera de CNN por “gritar preguntas indebidas”) a que no “tomen los tuits del presidente como discursos oficiales” ni los cubran bajo esa consigna.

Sin embargo, Trump no frenó las afrentas en la arena virtual. Por ese motivo, 300 periódicos respondieron a una petición de The Boston Globe en septiembre, la firmaron y algunos publicaron columnas dedicadas al presidente exigiendo que detuviera los ataques contra los periodistas. Ni siquiera así reculó. Poco después de las publicaciones, escribió en Twitter:

“No somos el enemigo de la gente”, dijo Marjorie Pritchard, subdirectora ejecutiva de la página editorial de The Boston Globe. “Nuestras palabras serán diferentes, pero al menos podemos estar de acuerdo en que tales ataques (de Trump) son alarmantes”.

Poco antes de la petición, Trump tocó la cúspide del absurdo al señalar en una publicación de Twitter que los medios que cubren negativamente sus eventos podrían causar la guerra. “Las Fake News me odian porque digo que son el enemigo de la gente , y saben que es verdadero”, escribió Trump. “Estoy brindando un gran servicio al explicar esto al pueblo estadounidense”. Y luego agregó: “Además causan división y desconfianza. ¡También pueden causar una guerra! ¡Son muy peligrosos y enfermos!”.

Lo mismo sucedió luego de una reunión con el mandatario ruso Vladimir Putin, cuando los periódicos escribieron que la reunión fue “superficial” y “condescendiente” porque no hablaron sobre la probable injerencia de los rusos en las elecciones de 2016 para beneficiarlo a él sobre Hillary Clinton.

Trump alegó: “La Cumbre con Rusia fue un gran éxito, excepto con el verdadero enemigo de la gente, los medios de comunicación falsos. Espero con interés nuestra segunda reunión para que podamos comenzar a implementar algunas de las muchas cosas discutidas, como detener el terrorismo, la seguridad de Israel, la energía nuclear”.

La reunión también fue repudiada por funcionarios demócratas y conservadores. El senador republicano de Arizona, Jeff Flake, tachó de “vergonzoso” el comportamiento de Trump. Y otro senador republicano, Lindsey Graham (Carolina del Sur), calificó la conferencia como una “oportunidad perdida” que “Rusia considerará como una señal de debilidad y que crea muchos más problemas de los que resuelve”.

“Es un error ver los ataques a los medios como algo separado de esas cosas”, dijo Jay Rosen, profesor de periodismo en la Universidad de Nueva York. “Es la erosión del mundo común. Si no podemos ponernos de acuerdo sobre cuáles son los hechos, si no hay hechos porque están en disputas interminables, no hay responsabilidad. Las cumbres internacionales solían ser el lugar para que el presidente estadounidense y los periodistas estadounidenses insistieran en conferencias de prensa conjuntas con líderes autocráticos o hombres fuertes. Así, su cuerpo de prensa acompañante eran una forma de diplomacia suave que demostraba el compromiso de Estados Unidos con instituciones democráticas como la libertad de prensa “.

Al menos Trump ha comprendido que sus afrentas deben mantenerse en el plano virtual con el objetivo de no propiciar contradicciones entre él y la gente de su equipo. Mucho de los cuales, de acuerdo con una columna publicada en The New York Times, firmada por un supuesto funcionario anónimo de la Casa Blanca, “operan desde adentro para frustrar sus planes” .

Eso de hecho sucedió el 9 mayo de 2018, cuando Trump tuiteó que se le deberían “revocar las credenciales a los periodistas que generan contenidos negativos sobre él”, porque son “totalmente falsos”. “¿Por qué trabajamos tan duro con los medios sin son así de corruptos?”, publicó en Twitter. “¿Deberíamos quitar credenciales?”

La mañana siguiente su portavoz, Sarah Huckabee Sanders, insistió ante los cuestionamientos de los reporteros que “la administración está muy comprometida con la libertad de prensa” y “demuestra ese compromiso a través de reuniones de prensa casi diarias y del acceso al presidente”. El hecho de que esté aquí tomando preguntas, el hecho de que el presidente haya respondido preguntas de sus colegas hace apenas dos horas demuestra el compromiso de la Casa Blanca con el acceso y la información al público estadounidense. Al mismo tiempo, la prensa tiene la responsabilidad de proporcionar información precisa”, agregó.

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