El pasado fin de semana, las protestas en Hong Kong escalaron un tanto más en los niveles de violencia; por primera vez, desde que se generaron las manifestaciones, un policía disparó al menos una vez con su arma de fuego, algo que no había sucedido durante estas movilizaciones. No se registró que haya herido a alguien.
Asimismo, tras la radicalización de los manifestantes, la policía de Hong Kong usó cañones de agua para dispersar a los protestantes. Sin embargo, desde principios de junio, los grupos civiles y la policía se han enfrentado en múltiples ocasiones. En agosto, una huelga en toda la ciudad dejó completamente paralizadas partes del territorio, y se cancelaron casi mil vuelos cuando las protestas ocuparon el aeropuerto durante dos días de toma pacífica, luego de los cuales, los propios manifestantes pidieron disculpas por las afectaciones causadas.
Desde el 31 de marzo del presente año, se han dado protestas en Hong Kong por la La ley de extradición que impulsa Carrie Lam, jefa del Ejecutivo de dicha región administrativa especial de China, que aprovechó la impunidad de un asesinato en Taiwán para hacer la propuesta al Gobierno central. Ahora lo que se busca es que algunos crímenes en la isla sean juzgados en territorio continental chino. Sin embargo, y montados en la coyuntura, las protestas han extendido su bandera a otras prerrogativas.
La violencia en Hong Kong se volvió preocupante hace un mes, cuando fueron atacados al menos 45 manifestantes en una estación de metro, al momento en que un grupo de hombres vestidos de blanco, con palos y barras metálicas, les golpearon luego de realizar una marcha contra el gobierno local.