El candidato opositor derrotado en las recientes elecciones de Bolivia, Carlos Mesa rechazó la auditoría de carácter vinculante que acordaron el gobierno boliviano y la Organización de Estados Americanos (OEA), pues la calificó de “unilateral”.
El pasado 20 de octubre, Evo Morales se presentó en las urnas para buscar su cuarto mandato presidencial, el cuál logró superando apenas los diez puntos que requería de ventaja en relación a su adversario para evitar la segunda vuelta.
El canciller boliviano, Diego Pary, anunció este miércoles en rueda de prensa la firma de los acuerdos con la OEA para que se realice la auditoría integral a los comicios, cuyo resultado “será vinculante para las dos partes”.
El convenio con la OEA garantiza “la verificación de las actas, verificación del proceso, datos estadísticos y cadena de custodia” de los votos, además del “acceso a las instalaciones e información que soliciten” los técnicos que llegarán al país este jueves para dar inicio a la auditoría, aseguró Pary.
El proceso de revisión, según el pacto, “se concentrará en la jornada electoral y las fases posteriores”.
Por su parte, Carlos Mesa, quien gobernó Bolivia entre 2003 y 2005, expresó: “Nosotros no aceptamos la auditoría en los actuales términos pactados unilateralmente”, esto horas después del anuncio del canciller boliviano. La oposición considera que el recuento de votos realizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) estuvo plagado de irregularidades, tras dar a Morales como ganador en primera vuelta.
Un primer sistema de conteo rápido de votos del TSE anticipaba una segunda vuelta entre Morales y Mesa. Pero tras un silencio de más de 20 horas sobre el avance del escrutinio la tendencia cambió y finalmente fue declarada la victoria de Evo Morales en primera ronda, con 47.07 por ciento de los sufragios frente a 36.51 por ciento de Mesa. En Bolivia, el ganador requiere más del 50 por ciento o 10 puntos de ventaja sobre su más cercano contrincante para ganar evitando la segunda vuelta.