El Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), encabezado por Jalifa Haftar, ha anunciado que “tras muchas llamadas desde las oficinas presidenciales de Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia” acepta el alto al fuego con el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) de Fayez al Sarraj en Trípoli, que cuenta con el apoyo de la ONU y es considerado por las fuerzas de Haftar como “una coalición de extremistas islamistas y milicias leales a los Hermanos Musulmanes”.
El cese de las hostilidades comienza a las 00:01 de este domingo 12 de enero (hora local), pero en el Ejército Nacional Libio han detallado que solo abarca a Trípoli, no Misurata, situada a unos 200 kilómetros al este de la capital.
Este miércoles el presidente ruso, Vladímir Putin, y el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, llamaron a las partes en conflicto a que depongan las armas y cesen las hostilidades a partir de la medianoche del 12 de enero, aunque el jueves Haftar rechazó “cualquier cese al fuego”.
Desde el derrocamiento de Muammar Gaddafi en 2011 y la intervención militar extranjera, en Libia se generó una dualidad de poderes. El Gobierno de Acuerdo Nacional, creado en 2015 como órgano de transición y respaldado por la ONU, tiene bajo su control Trípoli y partes del noroeste del país. En la mayor parte de Libia gobierna la Cámara de Representantes de Libia, que opera desde 2014 con sede en la ciudad de Tobruk y a la que apoya Haftar.
El Gobierno de Tobruk fue reconocido por la comunidad internacional hasta diciembre de 2015. A día de hoy Haftar es apoyado por Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que lo perciben como un ‘hombre fuerte’ que puede contrarrestar a los islamistas, mientras sus oponentes ven en el comandante a un nuevo Gaddafi. Tras la operación contra los “terroristas” en enero de 2019 en el sur del país, las fuerzas de Haftar se apoderaron de tierras con grandes yacimientos petrolíferos.
Además de estas dos administraciones en constante rivalidad, en Libia operan distintas milicias que ejercen control en ciertos territorios y tienen alianzas con tribus locales.
A principios de enero el Parlamento de Turquía aprobó el envío de tropas a Libia para apoyar al Gobierno reconocido por la ONU.
El presidente de Argelia, Abdelmajid Tebboune, declaró que su país rechaza el derramamiento de sangre “de los hermanos en Libia como precio por proteger los intereses extranjeros en la región”. Egipto también expresó el rechazo de la presencia extranjera en Libia.
Con información de RT Noticias