Aunque a nivel regional y global se le considera un proceso irregular, la elección presidencial en Nicaragua es legítima y constitucional; sus controversias obedecen a una campaña mediática y diplomática dirigida ex profeso, debido a su orientación política e ideológica, consideraron investigadores latinoamericanistas de la UNAM.
Al ofrecer la conferencia de medios a distancia, “¿Qué sigue con Nicaragua?”, Nayar López Castellanos, del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, expuso: uno de los elementos de crítica al proceso electoral del pasado 7 de noviembre es la reelección del mandatario Daniel Ortega.
“Sin embargo, este mecanismo está avalado constitucionalmente y no es el único país del mundo que lo considera, por ejemplo Angela Merkel, en Alemania; Vladimir Putin, en Rusia, fueron y han sido reelectos. En ningún momento en Europa se habla de dictadores, pero cuando se trata de Latinoamérica, sí le sugieren ese tinte”, indicó.
En tanto, el especialista del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional, (CIALC), Adalberto Santana Hernández, expresó que esa estrategia del gobierno de Estados Unidos también es en contra de los países que comparten su ideología (Cuba, Venezuela y Bolivia).
Ahora lo observamos con instrumentos de intervencionismo, como la Organización de los Estados Americanos donde se aprobó una resolución que considera que “las elecciones no tuvieron legitimidad democrática”.
Adalberto Santana sostuvo que Nicaragua continúa como una democracia, porque en la reciente jornada electoral la participación fue amplia con 65 por ciento del padrón.
“Fueron 4.3 millones de personas las que ejercieron su voto, y de esta cifra hubo poco más de tres millones de sufragios; es decir, el 75 por ciento, quienes lo emitieron a favor de la organización Sandinista”, detalló.
Agregó que intervinieron seis organizaciones políticas más, y la segunda con mayor preferencia fue el Partido Liberal Constitucionalista, con 14 por ciento de la votación total.
Algunas de las razones por las cuales Daniel Ortega se adelantó a sus opositores, abundó Nayar López Castellanos, fue que la oposición política es un conjunto de dirigentes que tienen una connotación más mediática que estructurada. “No hay partidos políticos de oposición grandes, no tienen bases sociales; además, carecen de un proyecto de nación”.
Aunado a lo anterior, continuó, Ortega encabeza un conjunto de políticas sociales con arraigo a partir de 2006 cuando inició su primer periodo correspondiente a esta segunda época.
“Entre estas políticas se encuentran proyectos como Hambre Cero, y los estímulos a la mediana empresa, además de su apoyo a la educación, salud y a los trabajadores del campo, lo que explica el respaldo que tiene este líder, por lo que hay que formular una valoración lo más objetiva posible de su gobierno”, argumentó.
Adalberto Santana agregó que Nicaragua cuenta con actividades económica y social estables, las cuales se pueden mostrar con indicadores, como por ejemplo la producción de algodón, exportado hacia la Unión Americana.
En materia de migración subrayó que en las caravanas hay poca presencia de nicaragüenses, porque en la mayoría de los casos se dirigen a Costa Rica.
Santana Hernández estimó que el interés del gobierno de Joe Biden por desacreditar a su homólogo nicaragüense, puede deberse a la construcción de un canal interoceánico en el istmo centroamericano. Sin embargo, para Nayar López se trata de desacreditar la orientación política e ideológica de esa nación y sus aliados.
Los nicaragüenses deben resolver sus propias vicisitudes con la comunidad internacional como “coadyuvante”.