La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lamentan profundamente el fallecimiento del intelectual mexicano Enrique Florescano Mayet (1937-2023), quien fue director del instituto de 1982 a 1988 y titular de la Dirección de Estudios Históricos (DEH), de 1977 a 1982.
Enrique Florescano dedicó su vida a la historia y al desciframiento de la mitología mesoamericana, la formación de generaciones y a la creación de publicaciones, con motivo de los homenajes por sus ocho décadas de vida, en 2017, recordó su etapa dentro del INAH como una de las más fructíferas y felices de su carrera.
A través de sus cuentas de Twitter, la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, destacó su vocación en el estudio del dios Quetzalcóatl y de la cosmovisión del maíz, y el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, expresó que con la muerte de Enrique Florescano “se va el gran historiador del México de todos los tiempos, un buen amigo y un gran director del INAH y de la DEH”.
En su paso por el INAH, el célebre investigador ayudó al fortalecimiento de esta institución, donde llevó a cabo un diagnóstico con una amplia participación del personal académico y trabajadores, que se amplió con el interés del Congreso de la Unión y de la Secretaría de Educación Pública, a la que pertenecía el INAH, logrando una serie de reformas sustantivas en su Ley Orgánica, aprobadas por el Congreso en 1985, y publicadas en el Diario Oficial de la Federación en 1986.
Además, en la DEH fundó diversos seminarios temáticos que desde entonces inciden en los temas de investigación de ese centro de estudios, entre ellos, Historia de la Cultura, Historia de las Mentalidades, Historia Oral, Inmigrantes e Historia de las Mujeres. Contó con la colaboración de pensadores como Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, José Joaquín Blanco, Solange Alberro y Antonio Saborit.
Este último resaltó que a Enrique Florescano le tocó vivir el apogeo de la historia social y hasta ejercerla, lo que le permitió estar al tanto de las novedades teóricas y prácticas en el ejercicio de la historia y promover su empleo y su crítica.
Enrique Florescano Mayet nació en San Juan Coscomatepec, Veracruz, y se formó en la Universidad Veracruzana, posteriormente cursó la maestría en El Colegio de México (Colmex), y obtuvo el grado de doctor en la Escuela Práctica de Altos Estudios de la Universidad de París, donde estudió bajo la tutela de los grandes referentes de la Escuela de los Annales, como Fernand Braudel.
Al historiador Florescano Mayet le gustaba saberse parte de los arcanos del tiempo: “Mira esta maravilla. La serpiente emplumada nadando en el mar primordial. Es el nacimiento del mundo”, exclamaba frente a un bajorrelieve teotihuacano, mientras concedía una entrevista al diario El País. Esa anécdota, sobre un dios al que dedicó todo un estudio, dibuja la curiosidad intacta e infinita que lo caracterizó.
Entre sus múltiples reconocimientos están los premios nacionales de Ciencias Sociales (1976), y de Ciencias y Artes en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, dos décadas después; así como Las Palmas Académicas, por parte del gobierno francés (1982). Además de la Presea Miguel Othón de Mendizábal (2000) y el Premio Francisco Javier Clavijero (2002), ambos otorgados por el INAH.
También, en 2021 recibió el Premio Alfonso Reyes, otorgado por el Colmex, otra institución académica y octogenaria con la que estuvo íntimamente vinculado.
Legado de la mente inquieta de Enrique Flores Cano se encuentran las obras: Origen y desarrollo de los problemas agrarios de México 1500-1821 (1976); El poder y la lucha por el poder en la historiografía mexicana (1980); Etnia, Estado y nación, ensayos sobre las identidades colectivas de México (1997); Memoria indígena (1999); Memoria mexicana, ensayos sobre la reconstrucción del pasado (2000); Quetzalcóatl y los mitos fundadores de Mesoamérica (2004) y Los orígenes del poder en Mesoamérica (2009), entre varios títulos más.