En la administración de Andrés Manuel López Obrador, como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, del 5 de diciembre de 2000 al 29 de julio de 2005, designó a la destacada escritora de origen cubano, Julieta Campos de la Torre, como Secretaria de Turismo, un cargo que nunca se supo si le gustó, le molestó o simplemente no le importo a la también esposa de Enrique González Pedrero, quien fuera gobernador de Tabasco. Lo único cierto es que eras una gran mujer con mucha cultura, pero poco conocimiento del turismo.
En ese contexto, también podría decirse que tampoco al Andrés Manuel López Obrador de ese tiempo, el turismo le significó algo importante incluso, podría decirse, que le molestaba y dirigió sus esfuerzos a otras tareas más importantes. Había recursos para el turismo, pero no hubo esfuerzo por imprimirle el dinamismo necesario. Fue un segmento olvidado, abandonado y casi despreciado.
Catorce años después, con Andrés Manuel López Obrador, como presidente de México, cuando todo indicaba que el Turismo tendría el mayor apoyo en virtud de la contundencia de sus números y de su aporte a la economía nacional, se desató una tormenta, con un secretario como Miguel Torruco Marqués que no acierta a dar dirección al sector porque, entre otras cosas, carece del apoyo necesario.
A la falta de contundencia de la política turística que pretende aplicar Miguel Torruco, hay que añadirle su mala suerte. Cuando fue Secretario de Turismo en el Gobierno del Distrito Federal con Miguel Ángel Mancera, no tuvo ningún éxito por la falta de apoyo. Carecía de los recursos necesarios para la promoción turística y el capital que existía (que era mucho) lo manejaba el Fondo Mixto de Promoción Turística a cargo de Armando López Cárdenas, con quien había diferencias de tipo personal y no lo ayudó en su trabajo al frente de la secretaría, en algo tan importante como es la promoción.
Miguel Torruco fue de tumbo en tumbo, hasta que decidió apoyar a Andrés Manuel López Obrado en su carrera por la presidencia y entonces Miguel Ángel Mancera lo despidió.
Quince años después, Andrés Manuel López Obrador designa a Miguel Torruco como Secretario de Turismo, pero como le sucedió con Miguel Ángel Mancera, carece de los apoyos necesarios y el no logra estructurar una adecuada política turística que convenza.
Va de tumbo en tumbo otra vez, fracasó en la Feria Internacional de Berlín, donde se instaló un stand que dejó mucho que desear dado el potencial turístico de México; pero ya venía de otro fracaso en la Feria de Turismo de Madrid y también de una fallida presentación de la Estrategia Nacional de Turismo 2019-2024, que a nadie convenció.
Ni que hablar de la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México, para dedicar sus recursos a la construcción del Tren Maya y el cierre de las oficinas de promoción turística en diversas partes del mundo.
El panorama no pinta bien para México en materia de turismo. Ya se empiezan a ver los primeros síntomas del desplome turístico. No hay recursos para una adecuada promoción y se carece de un buen conductor que dirija adecuadamente la nave.
Si no hay un golpe de timón pronto, difícilmente se evitará que nos estrellemos, turísticamente hablando.
Hasta la próxima.