Resulta increíble la ligereza con la que las generaciones que viven su juventud en el Siglo XXI afrontan problemas que, tristemente, ni siquiera entienden a cabalidad; mientras en Medio Oriente hay protestas en las calles y palabras de venganza contra los Estados Unidos desde Irán, los jóvenes occidentales se ríen de “la tercera guerra mundial” en las redes sociales.

Apenas el viernes el Pentágono confirmó que el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó el ataque al aeropuerto de Bagdad donde murió el general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds de iraníes y segundo líder más importante político y social del país medio oriental.

Esto desató las reacciones de líderes internacionales pero también de la sociedad que saltó a las redes para reírse, burlarse y hacer memes del asunto. Ante esto, cuando uno se queja, recibe de algunas personas la clásica respuesta: “pues es que lo mejor que puede uno hacer es tomar las cosas con humor”, o palabras por el estilo.

Pero, precisamente eso es lo que quiere el imperialismo, que le restemos importancia a las guerras, a los ataques, a la violencia; que ante la muerte de un líder militar y el estallido social que provocará más bombardeos y represión, la opinión pública decida reírse y hasta celebrar que pasen estos eventos internacionales para tener algo más de qué burlarse. Leí en algún perfil de Facebook que alguien escribió: “Ojalá que enero quede marcado por los memes de la tercera guerra mundial”… Qué tan vacío hay que tener el pensamiento para que ese sea un anhelo.

Asimismo, hay reportajes en los que se da cuenta de que a muchos soldados estadounidenses se les entrena con videojuegos para después operar los drones que están matando a seres humanos del otro lado del mundo; el objetivo: deshumanizar a los militares para que no encuentren la diferencia entre una programación y la realidad, que matar no duela, justo así como la guerra ya nos causa risa, no indignación.

Sin darnos cuenta, estamos legitimando con el humor al gobierno de Donald Trump, que no tiene empacho en lanzar misiles y provocar tensión internacional por la simple codicia de obtener la reelección presidencial en noviembre de este año. Estamos también faltando al respeto a una nación como la iraní, cuya sociedad está en vilo por una nueva guerra en la que, su patrimonio, su infraestructura y su vida misma, pueden quedar sepultadas.

Unmberto Eco dijo alguna vez que las redes sociales han generado una “invasión de imbéciles” y le dan derecho de hablar a la “legión de idiotas” que ellos representan, y aunque estas palabras suenan fuertes, cómo decirle que no al filósofo italiano, si a simple vista sus dichos se ven tan reales, si como dice, “el drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad”.

Nos dieron los medios de comunicación para ser líderes de opinión, para tener alcances masivos, ¿y qué hicimos? Nos reímos orgullosos de la muerte, de la guerra, de los conflictos internacionales que no dimensionamos porque la educación ha fallado a las mayorías.

Bueno fuera que la red, esta enorme “sociedad de la información”, fuera utilizada para que la sociedad conociera a cabalidad los porqués de estos nuevos ataques contra Irán, que todos supiéramos quién fue el Sha, Reza Pahlavi, quién el ayatolá Jomeini, qué pasó en la revolución Islámica de 1979, por qué los iraníes detestan a los Estados Unidos… Bueno fuera, pero no, las redes, el Internet, no están ahí para eso…

Las herramientas digitales fueron creadas por el propio imperio, en su mayoría por mentes estadounidenses, que basados en los postulados de la Escuela de Chicago, también conocida como la Mass Comunication Research, buscan en control social a través de los medios de comunicación.

Uno creé que reírnos de una tragedia nos hace libres, pero en realidad cada día nos mantiene más sumisos a esa cultura norteamericana que todo lo banaliza para que no le demos importancia a la muerte ni de los iraníes, ni de los iraquíes, ni de los sirios, ni de los palestinos, ni de todo ese Medio Oriente que, las películas estadounidenses nos han enseñado, son el enemigo de turbante que habla raro y seguro va a explotar porque está loco… Nuestra cultura general proviene de fuentes tan vacías que estamos haciendo sorna de un conflicto mundial.

Tenemos que aspirar a ser más que la banalidad, que la burla; en nuestro caso concreto del mexicano, olvidar esa premisa de: “es que nosotros nos reímos hasta de la muerte”, porque sentencias como esa sólo suponen que tenemos derecho a ser idiotas en todo momento; argumentos de ese tipo sólo crean “cínicos “orgullosos que no tienen ni idea de quién fue Diógenes de Sinope.

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